Gracias a un decreto del papa Pio X se rebajó la edad en que los niños podían hacer la primera comunión. En junio de 1911 se había celebrado el Congreso Eucarístico Nacional en Madrid y, como consecuencia, en todas las parroquias de España se había realizado una fuerte labor de catequesis para acercar al sacramento de la Eucaristía al mayor número posible de niños.
Corría el año 1912 y Josemaría acababa de cumplir 10 años. El Padre Manuel Laborda de la Virgen del Carmen se había hecho cargo de la preparación de Josemaría. Fue este padre escolapio quien le enseñó a san Josemaría la comunión espiritual que miles de personas alrededor del mundo pronuncian a diario.
Un día antes de la Primera Comunión, Doña Dolores había llamado a un peluquero para que arreglara el peinado de Josemaría. Accidentalmente, el peluquero, al tomar un mechón de cabello con las tenazas, le produjo una quemadura en la cabeza. Josemaría aguantó el dolor y evitó quejarse para ahorrarle un regaño al peluquero. Años más tarde, san Josemaría recordaría este suceso como una primera señal de que Dios quería enseñarle que la Cruz acompaña la vida cristiana.
El 23 de abril, fiesta de san Jorge, el clima en casa de la familia Escrivá fue de gran alegría. La ceremonia había tenido lugar en la iglesia del colegio de los padres Escolapios. En el momento de recibir la comunión, Josemaría pidió por sus papás y hermanas, y suplicó a Jesús no perderlo nunca.
Para san Josemaría el aniversario de su primera comunión era una fecha especial en la que Dios, como decía, “quiso venir a hacerse dueño de mi corazón”, y que recordaba con gran agradecimiento y alegría.
“Cuando le recibas, dile: Señor, espero en Ti; te adoro, te amo, auméntame la fe. Sé el apoyo de mi debilidad, Tú, que te has quedado en la Eucaristía, inerme, para remediar la flaqueza de las criaturas”. (Forja, 832)
Con información de:
Vázquez de Prada, Andrés, El Fundador del Opus Dei.
Garrido, Manuel , Barbastro y el beato Josemaría Escrivá.Carta del Prelado (abril 2012)