Primera piedra de la parroquia de san Josemaría Escrivá en Culiacán, Sinaloa, México

Don Benjamín Jiménez, obispo de Culiacán, bendijo la primera piedra de la parroquia de San Josemaría Escrivá, el 28 de marzo de 2007.

Don Benjamín Jiménez, Obispo de Culiacán, Sinaloa. México

  El pasado 28 de marzo, se bendijo en la ciudad de Culiacán, (Sinaloa, México), la primera piedra de la parroquia de san Josemaría de esta ciudad. Don Benjamín Jiménez Hernández, obispo de la Diócesis, tenía la ilusión de que entre las próximas iglesias que se construyeran en esta ciudad, tres de ellas estuvieran dedicadas a santos del siglo veinte: al Padre Pío, a la Madre Teresa de Calcuta y a san Josemaría Escrivá de Balaguer.

San Josemaría Escrivá de Balaguer recibió la ordenación sacerdotal el 28 de marzo de 1925, en la Iglesia del Seminario de san Carlos. Celebró su primera Misa en la Santa Capilla del Pilar, el 30 de marzo, en sufragio por el alma de su padre.

La Iglesia estará ubicada en un fraccionamiento que albergará a 6,000 familias, que se suman a otras 5,500 que viven en otros desarrollos colindantes y que también formarán parte de la futura parroquia.

La ceremonia se llevó a cabo el mismo día en que se celebró la ordenación sacerdotal del Fundador del Opus Dei. Las previsiones de la asistencia a la ceremonia se vieron superadas con creces.

El evento inició con unas palabras por parte de los constructores, a las que siguió el “banderazo” por parte de las autoridades civiles para la construcción de un parque y un centro familiar y deportivo que se construirá junto a la iglesia. Después, Don Benjamín se revistió y procedió a celebrar la liturgia para la bendición de la primera piedra. Recordó la importancia de edificar templos materiales, pero sobre todo lo que importa es que los cristianos nos comportemos como piedras vivas de la Iglesia.

Colocando la primera piedra

La primera piedra es un paralelepípedo de cantera con un hoyo en el centro, en la que se colocó el acta de su bendición. Mientras el señor Obispo y otros testigos de honor firmaban el acta, el Padre Jorge Quezada leyó una semblanza de la vida de san Josemaría. Finalmente el acta se puso dentro de un cilindro metálico que se situó dentro de la piedra, la cual se selló con cemento. Por medio de unas poleas se ubicó en su sitio, donde fue cubierta por tierra. La piedra ha quedado abajo de donde estará el altar de la Iglesia.

Firma del documento

Asistieron personas de las más diversas profesiones, edades y toda condición social: empleadas del hogar, profesionistas, empresarios, estudiantes de enseñanza media, amas de casa, obreros, familias enteras, etc. El toque familiar lo dieron los niños, pues no todos consiguieron permanecer quietos a lo largo de toda la ceremonia, ya que aprovecharon el fraccionamiento en construcción para sus juegos.