La vocación: «el regalo que Dios me hizo»

Sixta es madre y abuela. Se levanta y ofrece su día. Desgrana el maíz y hace un rato de lectura espiritual. Prepara tortillas y reza una parte del rosario. El regalo que da la vocación es entender el sentido detrás de cada suceso, por insignificante que parezca. Sixta continúa cuidando su campo y llevando a su nieta a la escuela, y, mientras lo hace, hace una inversión para la eternidad.