Mariquilla, como se le llamaba familiarmente, fue la primera sevillana del Opus Dei. Nació en Ronda, España, el 9 de octubre de 1923 y pidió la admisión como numeraria el 27 de noviembre de 1950. Después de un tiempo en España, partió a Roma para formar parte de la primera generación del Colegio Romano de Santa María, un centro interregional para la formación de mujeres del Opus Dei, erigido por san Josemaría Escrivá. Durante su estancia en la Ciudad Eterna, recibió de manos del Fundador una pequeña cruz de palo, gesto con el que san Josemaría compartía su alegría ante algunas de las primeras vocaciones de numerarios y numerarias.

En 1962, san Josemaría Escrivá le preguntó si le gustaría trasladarse a México para apoyar la labor del Opus Dei en ese país. Mariquilla impulsó el desarrollo de Toshi y Montefalco, dos casas de retiro ubicadas en el Estado de México y en Morelos, respectivamente. También impulsó el centro de Prado Sur, donde muchas señoras acudían a medios de formación. Diez años después de su llegada a México, se trasladó durante el mes de septiembre a Monterrey. En la ciudad regiomontana, se dedicó a la formación de señoras y promovió patronatos para diversas iniciativas de formación para la mujer. Además, realizó constantes viajes a Chihuahua para ampliar la labor del Opus Dei en esa ciudad.

Siempre dio ejemplo de entrega, yendo por delante en su fidelidad al espíritu aprendido del Fundador. Llamaba especialmente la atención su piedad, su puntualidad y la delicadeza para cuidar su arreglo personal. Tenía muy buen humor y le gustaba mucho conversar con los demás. Fue un pilar para el impulso del Opus Dei en México, especialmente en Monterrey.

Mariquilla marchó a la casa del Padre en la madrugada del lunes 8 de marzo de 2021. Siempre será recordada con cariño por sus muchas amigas, gracias a su alegría y su dedicación a las personas que la rodearon. Que descanse en paz.

Oración que acostumbraba rezar Mariquilla antes de dormir:

Cuatro esquinitas tiene mi cama,

cuatro angelitos me la guardan,

dos en los pies, dos en la cabecera,

y la Virgen María me dice:

“Mariquilla, duerme y reposa,

y no tengas miedo a ninguna cosa.

Con Dios me acuesto, con Dios me levanto,

con la Virgen María y todos los santos”