¡He rezado tanto por vosotros!

Durante su reciente visita pastoral a Asia, Mons. Javier Echevarría hizo suyos los sentimientos de San Josemaría y evocó sus palabras: "He rezado tanto por vosotros. Lo seguiré haciendo, incluso cuando me marche”.

El Prelado del Opus Dei en el auditorio de Tak Sun.

 En su trayecto a Australia para participar en la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, el Prelado del Opus Dei hizo escala en Hong Kong y Macao durante tres días, del 14 al 18 de julio. La última visita de Mons. Echevarría se remontaba a una docena de años: 1996. Una larga espera para los fieles y amigos del Opus Dei que viven en lo que hoy son las Regiones Administrativas Especiales de China: Hong Kong SAR (1997) y Macao SAR (1999).

En estos 12 años, Hong Kong ha cambiado notablemente. Nuevos y más altos rascacielos han sido construidos densamente sobre la estrecha franja de terreno en las cuestas del Hong Kong Peak. Mons. Echevarría comentó que el recorrer esos caminos que se entrecruzan uno tras otro le había servido como recordatorio del esfuerzo que queda por realizar para que cada vez más almas conozcan a Cristo en Hong Kong, Macao y China.

“Puedo decir que he vivido con un sacerdote que ama a China con toda el alma -dijo refiriéndose a San Josemaría- ¡él es más chino que todos vosotros!". Aunque San Josemaría no tuvo la oportunidad de estar en estas tierras, rezó mucho por China y por toda Asia. Tengo en mente una gran nación, grande por muchos motivos, que es China... Rezo para que la semilla sembrada por tantos, con su sangre y sufrimiento, pueda fructificar cuanto antes. Amamos a su gente, y a todos en Asia, y pedimos a la Madre de Dios que obtenga de su Hijo la luz de la paz para todos ellos (San Josemaría ante nuestra Señora de Guadalupe, en México, 24-V-1970).

La alegría de los hijos de Dios

Una pregunta para el Prelado.

Uno de los momentos culminantes del viaje fue su visita a la Escuela Secundaria de Tak Sun. Los estudiantes y profesores lo esperaban con impaciencia para mostrarle las instalaciones, construidas el año 2000. La dirección espiritual de la institución ha sido confiada a los sacerdotes del Opus Dei.

Por la tarde, Mons. Echevarría se reunió con aproximadamente 700 personas en el auditorio de la escuela: los fieles del Opus Dei, sus familias, colegas y amigos. Se le vio tan entusiasmado como a los asistentes, y el encuentro se convirtió rápidamente en un rato de conversación familiar.

Con paternal preocupación, urgió a los asistentes a vivir una fraternidad cristiana más profunda, amando a todos –incluso a quienes piensan de manera muy diferente– y sin imponer la propia fe. Además destacó la importancia de continuar dando ejemplo de vida cristiana por medio del trabajo bien hecho, la puntualidad, el espíritu de servicio y la disponibilidad para ayudar amablemente a los colegas. Finalmente, el Prelado del Opus Dei destacó la importancia de ser accesibles, viviendo con la alegría de quien se sabe hijo de Dios. “Esfuércense por vivir esta fraternidad con todos. Esfuércense por vivir esta hermandad cristiana”, afirmó, y añadió que esa fraternidad, vivida alegremente, es la manera de llegar a esos millones de almas que esperan a Cristo en China. 

El saludo a un joven asistente.

Enseguida, Mons. Echevarría respondió algunas preguntas. Al responder a una joven estudiante de la Universidad de Hong Kong, señaló que todo lo que sucede durante el día puede ser una ocasión de acercarnos más a Dios. La formación espiritual que brinda el Opus Dei, añadió, puede ser muy útil en el camino hacia la santidad, pues ayuda a aprovechar la vida ordinaria para estar más inmersos en Dios. “Qué alegría debemos sentir al saber que nuestro Señor nos escucha, que Él te ha elegido desde el principio...”. También urgió a todos a luchar por ser mejores cristianos cada día, sintiendo la urgencia de ser santos.

La familia, fuente de amor

Mons.Echevarría conversa con una familia.

En la respuesta a otra pregunta, el Prelado del Opus Dei destacó la importancia del amor en la familia: “¡Cuándo hay amor, la gente permanece joven de corazón!". Añadió que una familia unida es algo maravilloso, y que los padres tienen que ser valientes para remover cualquier obstáculo a la unidad familiar, incluso si esto significara apagar la televisión cuando se entromete en la conversación familiar. “Conozco una familia que decidió deshacerse del televisor. Y la madre me dijo que después de deshacerse de él, todos hablaron más entre sí, ¡y que estaban más felices que antes!".

También animó a los padres jóvenes a ser generosos y estar abiertos a la vida. Esta apertura, señaló, es una expresión de la entrega del marido a la esposa, y de la esposa al marido. E hizo reír a todos cuando añadió: “Sin ponerme como ejemplo, puedo decirles que vengo de una familia de 8 hijos. Era una alegría llegar a casa de la escuela. Había siempre alguien con quien jugar, con quien hablar ... ¡y también alguien con quien pelear!”. Después les recordó a los matrimonios que su felicidad no dependía de tener cada vez más cosas, pues la auténtica felicidad está en la alegría de quererse cada vez más y en la apertura a los hijos que Dios envíe, de modo que haya más almas que puedan gozar de Su Amor.

Plena confianza en Dios

En Manila, Mons. Javier Echevarría se reunió con 10 mil personas.

Tras participar en la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, Mons. Javier Echevarría realizó una visita pastoral de cinco días a Filipinas. En ese marco, el 29 de julio se reunió con más de 10 mil personas, entre miembros del Opus Dei, familiares y amigos.

 En sus primeros comentarios, Mons. Echevarría animó a los asistentes a valorar su condición de hijos de Dios. Explicó que si el Opus Dei está ahora extendido en todo el mundo, en lugares tan lejanos como Filipinas, es porque su fundador, San Josemaría Escrivá, confiaba completamente en la fuerza de su Padre Dios para asistirle en el cumplimiento de esa misión.

Haciendo referencia al Evangelio del día -que relataba el recibimiento de Marta y María a Jesús en su casa de Betania- explicó que por medio de la oración y una vida recta, cada uno de nosotros puede hacer de su alma una Betania, donde Cristo sea siempre bienvenido.

Algunos niños subieron al estrado para dar algunos regalos al Prelado y los cantantes del Madrigal Filipino cantaron “A los árboles altos” una canción que le gustaba mucho a San Josemaría. Comentando una parte de la letra –“Corazones partidos, yo no los quiero/ Y si le doy el mío, lo doy entero...”–  Mons. Echevarría animó a los presentes a amar a Dios con un corazón indiviso y a vivir como cristianos no sólo el domingo, sino cada día.

Oración, cariño y ejemplo  Al responder a una pregunta de una joven que acababa de volver de la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, Mons. Echevarría habló de la responsabilidad de los filipinos, como el único país predominantemente católico en Asia, de extender la fe a todos los países de la región. El medio principal para lograrlo, dijo, es la oración, que está al alcance de todos. Enseguida recomendó a todos que como una manera de fortalecer su fe, leyeran el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica y que recomendaran a muchos su lectura.

Un profesor del Dualtech Training Center, cuya esposa falleció hace poco, agradeció al Prelado sus felicitaciones por su 25 aniversario de matrimonio y le preguntó cómo podía realizar su nuevo papel de padre y madre de dos hijos pequeños. Mons. Echevarría le dijo que San Josemaría solía aconsejar a las viudas que acudieran a San José para pedirle ayuda, por lo que él le recomendaba que pidiera a la Santísima Virgen María su auxilio para que lo convirtiera en una buena “madre” para sus niños. También le dijo que los amara muchísimo y les diera buen ejemplo.

El momento de los regalos de los niños filipinos.

Su mensaje final fue una exhortación a cuidar la vida sacramental de cada uno, particularmente la Confesión y la Sagrada Comunión, que dan la fuerza para superar las propias debilidades y brindan paz. También recomendó rezar ante el Santísimo Sacramento y destacó la importancia de la caridad y de saber perdonar a los demás. Cuando una persona rechaza el resentimiento y el rencor, consigue la paz en su alma, en su familia y en sus amistades, añadió.

Tras despedirse de Filipinas, el Prelado del Opus Dei visitó Mumbai, en India, antes de volver a Roma.

Extracto de noticias publicadas en

www.opusdei.org.sg y www.opusdei.ph.