Fallece el sacerdote José María Báscones Pérez

Don José María Báscones Pérez falleció el sábado 14 de abril en Culiacán, Sinaloa, México.

Padre Chema

  Al Padre José María Báscones Pérez, quien falleció la madrugada del sábado a los 84 años de vida, lo caracterizó su don de amistad, fortaleza, entusiasmo, entrega y humanidad con los más necesitados, aseguró el sacerdote José Martínez Colín.

Dijo que el "Padre Chema", como lo llamaban con cariño, fue sepultado ayer en el Parque Funerario San Martín y durante su labor dentro del Opus Dei, al que se unió el 24 de octubre de 1944, fue notable.

Padre Chema

"Tenía mucho sentido sobrenatural, hacia mucha amistad, era muy amigable y decidido para hacer las cosas", recordó, "muy fuerte porque en su enfermedad, aunque los doctores decían que tenía dolores que la gente no podía soportar, los llevaba muy bien, con mucha fortaleza.

"Era muy entregado, podía confesar muchas horas o ir a ver enfermos a lugares muy lejanos aunque fuera a media noche, siempre pensando en ayudar a los demás".

Su ministerio, añadió, se desarrolló en Mazatlán, Los Mochis, Culiacán y Guamúchil, a través de retiros espirituales, confesiones y dirección espiritual.

"Ayudó a muchos pobres también; les conseguía alimento, ropa, lo que necesitaban; hacía lo imposible para conseguirlo".

Mencionó que desde su llegada a esta ciudad en 1954 ó 1955, se sintió culiacanense, por eso quiso que al morir fuera enterrado donde pasó la mayor parte de su vida.

Báscones Pérez nació el 7 de diciembre de 1922 en Bilbao, España, estudió química en Madrid, donde conoció al Opus Dei, al que ingresó en 1944 mientras prestaba su servicio militar.

En esa etapa conoció a san Josemaría Escrivá de Balaguer, etapa, que según palabras del propio "Padre Chema", fueron los días más felices de su vida.

En su carrera militar llegó a ser teniente de artillería y posteriormente químico investigador, en Portugal, hasta que san Josemaría, fundador del Opus Dei, le propuso ser sacerdote.

Su ordenación fue el 1 de julio de 1951, y dos años más tarde comenzó su labor junto con otro sacerdote en Guatemala, llegando a México en 1954 y tiempo después a Culiacán.

Durante su vida en esta ciudad, además, fue capellán del Instituto Chapultepec hasta hace dos o tres años, debido a sus múltiples padecimientos, que finalmente desembocaron en una parálisis intestinal que le ocasionó la muerte la madrugada del sábado.

 

 

Por: Roxana Vivanco. Periódico Noroeste