En el cumpleaños 122 de san Josemaría Escrivá de Balaguer

El 9 de enero, festejamos el nacimiento de san Josemaría Escrivá, santo que nos ha impulsado, como un padre, a emprender el camino de la santidad y el apostolado en nuestra vida ordinaria, y que nos sigue ayudando e intercediendo por nosotros desde el cielo.

Se dice que por donde pasan los santos, Dios pasa con ellos, y el rastro se nota porque la santidad genera más santidad. Ese rastro lo podemos observar también en la vida de san Josemaría ya que sus enseñanzas y ejemplo han inspirado a mucha gente en la búsqueda de la santidad en la vida ordinaria.

La Beata Guadalupe Ortiz de Landázuri y el Beato Álvaro del Portillo

En ese camino coincidieron con él dos personas a quienes sus enseñanzas inspiraron en el camino del cielo: los beatos Guadalupe Ortiz de Landázuri y Álvaro del Portillo. A ellos se han sumado algunos cuyo proceso de beatificación está en camino y un gran número de personas comunes y corrientes, de esas que el Papa Francisco ha llamado los santos de la puerta de al lado [1], que han encontrado estímulo en las enseñanzas de Escrivá de Balaguer. El ejemplo de vida de san Josemaría arrastra y entusiasma, porque manifiesta una experiencia humana transparente, llena de presencia de Dios.

San Josemaría, su hermana Carmen y en medio, el hermano menor, Santiago.

«Dios Nuestro Señor fue preparando las cosas para que mi vida fuese normal y corriente, sin nada llamativo. 

Me hizo nacer en un hogar cristiano, como suelen ser los de mi país, de padres ejemplares que practicaban y vivían su fe» [2] 

De sus padres, José Escrivá y Corzán y Dolores Albás y Blanc recibió un claro ejemplo de fe y de piedad que lo acompañaría toda su vida. 

Los inicios de la década de 1910 supusieron un periodo de prueba familiar: el fallecimiento de las tres hijas menores, un duro revés económico y la mudanza desde Aragón hacia Logroño dejaron huella en Josemaría, pero no agriaron su carácter. Continuó siendo un joven espontáneo y abierto, que llevaba con aplicación sus estudios.

En su vida se entremezclaron las invitaciones divinas y sus respuestas afirmativas. Con 16 años, al contemplar unas huellas descalzas en las calles nevadas de Logroño, intuye que Dios quiere algo de él y decide ingresar al seminario y ser sacerdote para estar disponible a lo que Dios le pidiera.

El 2 de octubre de 1928, durante unos ejercicios espirituales en Madrid, Dios le mostró con claridad lo que hasta ese momento únicamente había intuido. Nació así el Opus Dei, Obra de Dios, como realidad marcada a fuego en el alma de un joven sacerdote que, a partir de ese momento, dedicó a ese fin todas sus energías.

Pasado el tiempo, una de las jaculatorias que más repetiría fue Omnia in bonum, todo es para bien. Lo bueno y lo que nos parece malo viene de Dios. Por eso, en el fondo, todas las cosas que suceden, son buenas.

San Josemaría nos ha animado a trabajar cuidando los pequeños detalles; nos ha enseñado a rezar haciendo compatibles las ocupaciones diarias con una vida de trato con Dios adaptado a la realidad de cada uno; a vivir las pequeñas contrariedades de la jornada con buen humor, riéndonos de nosotros mismos; nos ha impulsado a llevar a Dios al mundo mediante el trabajo y la amistad… En definitiva, nos ha enseñado a amar al mundo apasionadamente.

San Josemaría continúa ayudando a muchas personas con el ejemplo de su vida, la fuerza de su predicación y la riqueza de los textos que escribió. El mensaje que Dios le pidió que transmitiera fue claro y trascendente; animar a mucha gente a buscar la santidad, en medio de las ocupaciones ordinarias de cada día, «Ordenar toda la cultura a la salvación, iluminar todo conocimiento humano con la fe, formar cristianos llenos de optimismo y de empuje capaces de vivir en el mundo su aventura divina» [3]. 

[1] cfr. Gaudete et Exsultate 

[2] San Josemaría Escrivá, meditación del 14-02-1964. Cfr. AGP, P09, pág. 69.
[3] Cartas II, Carta no.5-6 

Recordando a San Josemaría y su mensaje ¿lo conoces? (10minconjesus.net)