El rally de mi vida

Joaquín es el dueño de un pequeño taller en Málaga. Tiene 41 años y 3 hijos. En este testimonio cuenta en qué consiste el rally diario de su vida.

“Es la culata…” dice el mecánico. Joaquín, fibroso y moreno de 41 años, es el dueño de un pequeño taller en Málaga, España. Es el típico malagueño sonriente y hablador entre piezas de repuesto. Al fondo, una camioneta blanca da un frenón junto a un almacén de colchones.

- Joaquín ¿te queda chatarra?- grita un hombre abriendo la ventanilla

- Hoy no. Ayer tenía un zilenciozo (tubo de escape en el argot). Pero vinieron y lo recogieron. No me quedan hierros, ni baterías, ni catalizadores.

- Y ¿no le puedes echar una mirailla a  mi camioneta?

Con mi hermana

- Ahora estoy con el coche. Pero esta tarde, lo que quieras…

- Vale, la traigo luego. Pero es de gasolina.

- Uf, camioneta y gasolina, ruina…

- ¿Y tu vida no es una ruina?

- Hombre, Paco, intento que no lo sea.  La vida no es una ruina, ya sabes, hay que sortear la crisis…

- Tú es que eres del Opus Dei y sorteas muy bien la crisis…

- Yo estudié FP de mecánica en el Ave María. Mi padre era conductor y mi madre,  vendedora en el barrio de la Trinidad. Mi mujer Ana, no es del Opus Dei y es una buenísima peluquera…  con decirte que me arregla el cabello a mí, a los  tres niños y a cuatro vecinas. O sea, que para la crisis, tenemos el calcetín del abuelo…

El chatarrero se aleja. Es casi mediodía, hora de comer salvo para los niños. Una pelota entra botando en el taller. Y tras el balón, una cara sonriente y un cuerpo sin camiseta:

- Perdona jefe. Ha sio er bola, que tira muy fuerte los penaltis…

- No pasa nada…

Mi trabajo

Oye, quiero ser famoso, ¿me haces una foto? - dice al fotógrafo

- Claro hombre, espera una mijilla -espeta Joaquín- pero ten cuidao con el aceite de la esquina que aunque es el taller más limpio de toa España, si lo pisas vas a dejar huella…

- Yo de mayor quiero correr “rallies” y ganar mucho dinero ¿Y tú?

- Yo ya soy mayor

- ¿Y no corres rallies?

Mis vecinos

- Ahora corro carreras populares… con los pies. Y corrí cuando me presenté a bombero. Pero finalmente no saqué la plaza de bombero de aeropuerto… y al principio me quedé frustrao.

- ¿Frustrao?

Al día siguiente el mundo se venía abajo. Entonces me reí, pensé que yo no he nacido de bombero,  ni he nacido en el aeropuerto… Y aquí me ves, en este taller, donde llevo 24 años.

- Lo de bombero que dices me gustaría, pero sin velocidad… pues vaya una vida…

- ¡Pero si yo corro el rally de mi vida! Por ejemplo tomas rectas, grandes avenidas. Bueno caes también en algunos baches y entras a curvas peligrosas. Por ejemplo, mi hijo Joaquín es autista y es una curva alegre…que pone a prueba la amortiguación y la estabilidad de la familia.

- Sí, lo veo por el barrio cuando lo llevas al colegio.

Mi mujer

Pues eso, mi Joaquín es un rally continuo. Imagínate cuando le da por saltar a todas horas en casa. Y esta “manía” de mi hijo me pone de los nervios cuando veo la televisión. Claro y, sobre todo, por los vecinos. Joaquín, tranquilo, le digo… Pero compensa tenerlo: ¿Tú sabes lo que fue el primer beso de mi hijo Joaquín? El primer beso… me lo dio a los cinco años… 

Una señora joven embarazada avanza lentamente y finalmente espera sentada en un banco de la calle.

- Toñi, espera un minuto que estoy cerrando la puerta. Ya me perdonarás, pero he quedado con mi hermana para enseñarle un departamento en alquiler… Además ella es “la culpable” de esta entrevista y de que yo sea hoy de la Obra...

- Tranquilo, sin prisa, responde su hermana mientras Joaquín se limpia las manos ennegrecidas con el gel de micro esferas y se avalanza a cerrar las cortinas del taller.

Mis hijos

Pues sí. Yo conocí el Opus Dei a los 14 años. Y hasta los 37 no lo redescubrí. O sea que, eso de conocer la Obra y hacerse, no es mi caso. El caso es que mi cuñao me preguntó sobre el Opus Dei. Yo le dije: si tú quieres saber, mira tú mismo dentro del club Maynagua, aquí en Málaga. En vivo y en directo. Yo le acompañé. Yo no era de la Obra, pero gracias a esa visita recomencé mi vida cristiana y tras mucho tiempo desconectado decidí que lo mío era eso, santificar mi trabajo de mecánico. Y ahora no se me escapa un día sin subir la cortina y rezar a  la Virgen un acordaos por Joaquín y los muchos Joaquines como él. Porque esto es el rally diario de mi vida: echar un cable a las personas.