Don Álvaro y el Concilio Vaticano II

A 50 años del inicio del Concilio Vaticano II, recordamos la impronta de Don Álvaro del Portillo en varias comisiones conciliares por su trabajo prudente, tenaz y cortés.

Desde su llegada a Roma en la década de los cuarenta, Mons. Álvaro del Portillo –hoy Venerable Siervo de Dios - fue llamado a llevar a cabo varios trabajos al servicio de la Iglesia, además de la intensa labor que desarrollaba junto a San Josemaría para sacar adelante el Opus Dei.  Los años del Concilio Vaticano II (1962-1965) no fueron la excepción.

Don Álvaro fue nombrado perito conciliar y trabajó dentro de las comisiones para los obispos, para los religiosos y para la doctrina de la fe, entre otras. Desempeñó un papel importante en la redacción del decreto Presbyterorum ordinis , al ser, también, Secretario de la Comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano.

Pedro Lombardía, quien había trabajado al lado de Don Álvaro, destaca que la humildad era uno de los rasgos característicos de Mons. Del Portillo durante su trabajo conciliar: «Nada más ajeno a su proceder que el deseo de figurar en comisiones y de tomar la palabra en reuniones interminables».

El Concilio Vaticano II fue clausurado el 8 de diciembre de 1965, y unos días después, sobre el trabajo de Don Álvaro, el Cardenal Ciriaci, presidente de la comisión sobre la Disciplina del Clero y del Pueblo Cristiano, escribió: «Conozco bien la parte que en todo esto corresponde a su trabajo prudente, tenaz, cortés, que, sin faltar el respeto a las libres opiniones de los demás,  no ha dejado de seguir una línea de fidelidad a los grandes principios orientadores de la espiritualidad sacerdotal».

Todo el trabajo que Don Álvaro desarrolló para el Concilio Vaticano II fue alentado, desde el principio, por San Josemaría.

Don Álvaro, después de su participación en el Concilio Vaticano II, publicó Fieles y laicos en la Iglesia , que tiene como origen un texto que redactó para la revisión del Código de Derecho Canónico. Este libro puede ser considerado, según escribe Salvador Bernal,  como «la primera exposición sistemática de le doctrina del Concilio Vaticano II sobre el Pueblo de Dios, centrada en la distinción entre fiel y laico, que resulta hoy tan familiar como original e innovadora en aquellos años». Y en 1970 fue publicado Escritos sobre el sacerdocio , en el que destaca la identidad del sacerdocio en la Iglesia, y en el que el decreto Presbyterorum Ordinis es una referencia constante.

Todo el trabajo que el Venerable Siervo de Dios desarrolló para el Concilio Vaticano II fue alentado, desde el principio, por el mismo San Josemaría: «Me exhortó –afirmaba Don Álvaro-  a aceptar varios nombramientos de diversas Comisiones del Concilio y a poner todo mi empeño en esta tarea».

Con información de:

Bernal, Salvador, Recuerdo de Álvaro del Portillo, Prelado del Opus Dei , Madrid, Rialp, 1996

De Azevedo, Hugo, Misión cumplida, Mons. Álvaro del Portillo , Madrid, Palabra, 2012

Mateo-Seco, Lucas, In memoriam, Mons. Álvaro del Portillo , Scripta theologica , 1994