Don Álvaro te hacía sentir muy feliz

Los testimonios de Gerardo y Yolanda Gómez, casados desde hace más de 40 años, revelan que el beato Álvaro está presente de manera constante en el corazón de los regiomontanos. Además, narran qué recuerdan de la muerte de don Álvaro, que ocurrió hace 21 años.

Yolanda y Gerardo Gómez vieron al beato Álvaro en repetidas ocasiones, también en Roma, debido al impulso que dieron a varias instituciones educativas en la ciudad de Monterrey, lo cual , según explican, les permitió conocer algunos de los rasgos característicos de Mons. Del Portillo.

¿Qué recuerdan de las veces que pudieron convivir de manera cercana con don Álvaro?

Gerardo: Le platicamos de las iniciativas que habíamos impulsado inspirados por san Josemaría. En el 70, empezamos una institución de mandos intermedios, que en Monterrey se llamó IMI, pero en México se llamó ICAMI. Y los colegios los empezamos en el 77-78 (Liceo de Monterrey). Entonces vimos varias veces a don Álvaro en relación con esa labor.

Me llamó la atención su ternura y calidez para tratar a las personas… estaba contigo como si tuviera todo el tiempo del mundo, no tenía prisa, lo veías muy tranquilo, con una paz impresionante. Las palabras de aliento siempre eran muy efectivas.

Yolanda: Era muy tierno y parecía que te conocía de toda la vida. Yo daba clases en el kínder y me pidió que le contara una anécdota de los niños. Quizá eran cosas muy sencillas, pero él ponía mucha atención y te hacía sentir muy feliz.

¿Cómo recibieron la noticia de la muerte de don Álvaro?

Y: Estábamos en la casa y nos llamaron por teléfono para avisarnos que había fallecido. Esta noticia me impactó mucho y le dije a Gerardo: “Acaba de fallecer don Álvaro. ¿Te das cuenta? Fuimos besados por un santo. Cuando lo vimos en Roma, nos tomamos una foto con él, y me dijo: “Tú aquí, hija mía", y me paré a su lado. Después de la foto, me dio un beso en la frente. Claro que cuando recibimos la noticia me acordé de eso. Don Álvaro mostraba mucho amor, mucho cariño.

¿Y ahora recurren a él en la oración? ¿Les ha hecho favores?

G: ¡Sí, yo la traigo en el iPad, así es muy fácil acudir a él en la oración! Y me ha hecho favores, sobre todo cosas relacionadas con el Liceo y con la familia.

Y: Don Álvaro decía que los que llevaban su nombre eran sus tocayos y que los tenía muy presentes. Mi hijo Álvaro Javier tuvo un problema con los papeles de la universidad, y le dije: “Bueno, hijo, ¿cuál es tu problema? ¡Pídele a tu tocayo! Acuérdate que intercede por ustedes. Pídele y se va a resolver". Efectivamente, le pidió, y su problema se resolvió.

G: A Álvaro también le quitaron el bazo. Estaba allá en la Ciudad de México, casi en el avión para venirse a Monterrey, lo tuvieron que operar y salió todo muy bien. Le pedimos mucho a don Álvaro.

Y: Yo le decía: “Pídele a don Álvaro y todo va a salir muy bien". Y es que además teníamos problemas con el seguro porque estaba en la Ciudad de México; le pedí que se resolviera esto y finalmente la aseguradora pagó todo.

Enlaces relacionados:

Liceo de Monterrey (mujeres)

Liceo de Monterrey (varones)