Científicos universitarios a la búsqueda del alma

¿Hay lugar en la ciencia para el alma? ¿Puede la neurociencia –lo que sabemos del cerebro- sugerir su existencia? 40 universitarios de diversas carreras debatieron en la 10ª edición del "International Interdisciplinary Seminar".

Leyendo unas notas entre sesión y sesión.

Desde hace diez años, universitarios de diferentes disciplinas y de diversos países de Europa se reúnen en Londres para dar luz sobre alguna de las cuestiones más importantes. Algunos participan en medios de formación del Opus Dei, otros acuden atraídos por la honestidad con que se debate. Todos están interesados por saber qué opinan los demás sobre los interrogantes que ellos mismos se plantean. Son médicos, físicos, filósofos, biólogos, matemáticos... universitarios de diferentes áreas que intentan exprimir a fondo la razón humana. Intercambiando ideas y puntos de vista, reunidos en el Netherhall College de Londres, saben que pueden ver más allá de lo que un investigador aislado. El año pasado se preguntaron: ¿Juega Dios a los dados? Es decir, ¿es compatible la casualidad con una  inteligencia que gobierna la naturaleza? La pregunta de esta 10ª edición no era menos interesante: ¿puede la ciencia –y en concreto el estudio del cerebro- decirnos algo sobre el alma y la libertad? ¿puede demostrar su existencia o su ausencia? Entrevistamos a Dominic Burbidge, Lorenzo De Vittori y Antoine Suarez, organizadores y ponentes del Seminario Interdisciplinar. - Alma y ciencia en el debate público –y más en el área universitaria- parecen mundos totalmente diversos. ¿Qué pretendían con el seminario?

En este encuentro internacional de universitarios, hemos pretendido estudiar la cuestión del alma a la luz de los datos experimentales de la ciencia actual, y en particular de la neurociencia. Quien afirma que el hombre posee un alma espiritual, acepta implícitamente que ésta, por medio de la inteligencia y la voluntad, regula o influencia ciertos movimientos corporales, como por ejemplo los movimientos de mis dedos cuando escribo esta respuesta, o de mis labios cuando hablo con otro. ¿Contradice esta afirmación los datos científicos? Esta ha sido la pregunta básica del Seminario.

- El discurso habitual es que el alma es –si existe- espiritual y por lo tanto inaccesible desde lo material, desde lo que se percibe a través de los sentidos. No se niega su existencia, se niega simplemente la capacidad de demostrarla. Hay, por lo tanto, una barrera. ¿Cómo proponen superarla?

"Son futuros médicos, físicos, filósofos, biólogos, matemáticos... universitarios de diferentes áreas que intentan exprimir a fondo la razón humana".

No hemos pretendido demostrar la existencia del alma, sino sólo demostrar que la ciencia actual admite fenómenos que tienen sus raices fuera del espacio-tiempo, y por tanto, en cierto modo admite que lo que se percibe a través de los sentidos proviene en parte de operaciones no-materiales o espirituales. Resulta también instructivo comparar esta nueva perspectiva científica al análisis de Sto Tomás de Aquino en la Suma teológica (I, q. 110) sobre la actuación de los ángeles en el mundo corporal.

- ¿Por qué dormimos? El funcionamiento “informático” del cerebro o la evolución del universo han sido algunos de los temas que han abordado la pregunta del alma. ¿Cuáles han sido las propuestas más sugerentes?

El sueño es un fenómeno importante para la comprensión del hombre y del universo. Fenómeno en cierto modo paradójico pues, aunque no parece ofrecer una clara ventaja evolutiva, los datos de la neurobiología hacen pensar que la evolución no llegará a producir un cerebro que pueda prescindir de dormir.

El hombre sería así un ser que por naturaleza es incapaz de conciencia ininterrumpida.

Si uno acepta esta premisa, parece natural concluir que para obrar intencional y ordenadamente, el hombre tiene que pagar un precio: el comportamiento aleatorio característico del sueño. Esto cuadra bien dentro de los principios de la física cuántica. Lo que no quiere decir que el cerebro humano pueda compararse a una “computadora cuántica”, ya que esta es una máquina controlable y utilizable por cualquier técnico exterior. Mi cerebro no es una tal máquina.

Los universitarios pudieron escuchar a expertos.

Otra cuestión interesante que surgió al margen de la discusión, es que en la descripción cuántica del universo, el observador humano juega un papel central en la teoría. Hay que resolver por tanto el problema de cómo estaba presente el observador en el Big-Bang.

- Llama la atención la variedad de áreas de las que proceden los ponentes, casi todas del mundo científico. ¿Qué inquietud une a  esos universitarios?

La inquietud de fondo es hacer ver que (contrariamente a la conclusión de Kant) no hay contradicción entre el profundo deseo de libertad que tiene cada hombre, y los principios de la ciencia.

- “Quien deja a Dios al margen de la realidad es sólo aparentemente un realista”, dijo Ratzinger. El Papa continúa insistiendo en la complementariedad entre conocimiento de la razón y conocimiento de la fe. ¿Conocen su discurso? ¿han estado las enseñanzas del Papa presentes en el seminario?

Al proceder de diferentes carreras, los intercambios de ideas fueron muy numerosos.

La cita de Ratzinger está en relación directa con el análisis del Seminario: si admitimos que el hombre es libre, hay que admitir inteligencias invisibles detrás de los fenómenos; y viceversa, la negación de Dios acaba destruyendo la libertad humana.

Por una parte, hemos visto que ciertas teorías utilizan el término “realista” como sinónimo de existencia espacio-temporal o corporal, y contribuyen así a una cierta confusión.

Por otro lado, hemos insistido en que la ciencia actual admite otros dominios de existencia que los puramente materiales. Las mismas verdades matemáticas parecen confirmar esta conclusión. Y así mismo la creatividad artística exhibida en el show final, en particular, un formidable recital de piano por Mladen, un participante de Croacia.

- Esta fue la 10ª edición. ¿Cómo resumirían esos días? ¿cómo ha sido la experiencia? 

"No hay contradicción entre el profundo deseo de libertad que tiene cada hombre, y los principios de la ciencia".

Quienes hemos participado en el seminario, coincidimos en afirmar que la ciencia de hoy no impone una visión determinista del mundo. Por tanto quien quiere ser libre, puede escoger serlo. En el próximo seminario pretendemos analizar esta conclusión con más detalle.

Sala de estudio de Netherhall Collegue (Londres), donde tuvo lugar el simposio de universitarios.