La jornada inició desde temprano en la sede de Mixcoac, donde cerca de 400 personas emprendieron la caminata de aproximadamente 14 kilómetros portando una imagen de la Virgen de Guadalupe que fue cargada por turnos entre los miembros de la comunidad universitaria.

Colaboradores y alumnos antes de iniciar el recorrido.
A lo largo del recorrido, el contingente fue creciendo. En Calzada de Guadalupe se sumaron los que recorrerían los últimos cuatro kilómetros y el resto, se sumó ya en la explanada de la Basílica. El rezo del rosario, cantos y un ambiente de fraternidad acompañaron cada paso del camino.
Comunidad UP: una misma misión y voluntad
“Ver y caminar al lado de tantas personas hizo que me diera cuenta que la comunidad UP va mucho más allá de mi equipo de trabajo: somos miles con una misma misión y una misma voluntad”.
Ana Paula Pineda, coordinadora de Producción Audiovisual de Comunicación Institucional, quien se sumó a la peregrinación, comparte sobre su experiencia: “Ver y caminar al lado de tantas personas hizo que me diera cuenta que la comunidad UP va mucho más allá de mi equipo de trabajo: somos miles con una misma misión y una misma voluntad”.

Estudiantes y colaboradores de la Universidad Panamericana durante la peregrinación.
“Desde que salimos de Mixcoac se sintió un ambiente de hermandad y solidaridad y en cada paso del camino, nos sentimos guiados por la fe”, agrega.
Asimismo, Mónica Veytia Cal y Mayor, adjunta a la Dirección de Vida Universitaria, quien formó parte del comité organizador de este evento, destaca el significado profundo de esta experiencia: “A inicios de este año, el Padre Juan Carlos Ibarra nos recordaba que el Jubileo es un tiempo de gracia y de fe. En estos meses he podido confirmarlo de una manera muy especial”.

Familias de colaboradores y alumnos durante la celebración eucarística.
“Sal de la tierra y luz del mundo”
Mónica relata cómo, después de asistir al Jubileo de los Jóvenes, en Roma, tuvo oportunidad de vivir “algo igual de significativo al formar parte del comité organizador de la peregrinación de la Universidad Panamericana. Cada detalle en el que trabajamos estuvo lleno de entrega, cariño y devoción”.
“Fue maravilloso presenciar el entusiasmo de nuestros alumnos por participar, por llevar la imagen de la Virgen y por cruzar juntos la Puerta Santa.
Asimismo, añadió: “Fue maravilloso presenciar el entusiasmo de nuestros alumnos por participar, por llevar la imagen de la Virgen y por cruzar juntos la Puerta Santa. Estoy convencida de que, en ese momento, cada uno de nosotros se convirtió en un rayo de esperanza. La Iglesia está viva, y la Iglesia es joven. Como dijo, en su momento, el Papa León XIII: 'somos sal de la tierra y luz del mundo'”.

La comunidad universitaria llegó al santuario de Santa María de Guadalupe con la imagen de la Virgen al frente.
Un mensaje de esperanza
Uno de los momentos más significativos de la jornada fue el cruce de la Puerta Santa o Puerta de la Esperanza, instalada con motivo del Año Santo 2025. Los peregrinos atravesaron este umbral con profundo recogimiento, pidiendo gracias personales y familiares, en un acto cargado de simbolismo y esperanza.
Posteriormente, se celebró la Santa Misa en el altar mayor de la Basílica de Guadalupe la cual fue presidida por el padre Juan Carlos Ibarra Benítez, capellán de la Universidad Panamericana campus Ciudad de México, junto con el padre Francisco García Casas y el padre Jorge Larracilla quienes también son capellanes de la institución.

Alumnos, colaboradores y familias durante la celebración.
La celebración estuvo acompañada por la música y voces del coro de la Panamericana y de la Escuela de Bellas Artes.
En su homilía, el padre Juan Carlos destacó: “Hemos venido como peregrinos a visitar a nuestra Madre del cielo, Santa María de Guadalupe (…) Pongamos en sus manos a nuestras familias, nuestros proyectos, nuestra querida universidad, a México. Estamos muy seguros de que siempre atiendes las súplicas de tus hijos”.
Asimismo, invitó a los presentes a confiar en la intercesión de la Virgen para “retomar el buen camino” en los momentos de confusión o dificultad, recordando las palabras que María dirigió a san Juan Diego: “¿No estoy yo aquí, que soy tu madre?”.
“Cada día, en las clases, en la oficina, en el gimnasio, en los ratos de diversión, en el tráfico… allí está Cristo con nosotros.
El capellán añadió: “Cada día, en las clases, en la oficina, en el gimnasio, en los ratos de diversión, en el tráfico… allí está Cristo con nosotros. El que tiene fe nunca se encuentra solo. Es un Dios cercano, que se muestra especialmente amigo cuando se nos entrega en cada Misa en la Eucaristía como alimento de nuestra alma”.

Alumnos, colaboradores y familias camino a la Basílica de Santa María Guadalupe
Una experiencia espiritual
El padre Ibarra califica la experiencia como “una hermosísima experiencia espiritual que nos llenó el corazón de esperanza”, y adelantó que se explora la posibilidad de repetir esta peregrinación en futuros años.

La peregrinación dejó en todos un renovado espíritu de esperanza y unidad.
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