«A don Álvaro me lo ha puesto Dios»

En una conferencia organizada por la Universidad Panamericana, Rafael Alvira Domínguez, filósofo, resaltó la importancia de la figura de don Álvaro, al lado de la de san Josemaría, para cumplir la voluntad de Dios y sacar adelante el Opus Dei.

Durante la conferencia, que tuvo lugar esta semana en el auditorio de la Universidad Panamericana, campus Ciudad de México, el Dr.  Rafael Alvira narró varios episodios de la vida de Mons. Del Portillo y recordó muchos de los rasgos que comúnmente se consideran como característicos de la figura de don Álvaro: fidelidad, trabajo incasable por la Iglesia y el Opus Dei, gran inteligencia, buen humor… Pero, también destacó la importancia que su fuerte personalidad y notable talento tuvo en los diversos trabajos que logró sacar adelante.

San Josemaría luchó toda su vida por hacer el Opus Dei permaneciendo fiel a lo que Dios le había mostrado en 1928, pero no logró ver la consecución de la configuración jurídica que se alcanzó hasta 1982, durante el periodo en que don Álvaro estuvo al frente de la Obra. El conferencista destacó este hecho al mencionar que a veces Dios permite que algunas personas cumplan su misión, pero que no la vean. En el caso de Mons. Del Portillo, su fuerte personalidad le ayudó a continuar con lo que san Josemaría había logrado.

“Don Álvaro era un hombre de una fidelidad enorme a San Josemaría, pero si no hubiera tenido la personalidad que tenía ni con fidelidad lo habría hecho. (…) Hay muchas figuras históricas y literarias que sólo se pueden presentar si tienen a su lado a otra. Hay un misterio profundo en esas dualidades”.

Con esa idea en mente, destacó cómo san Josemaría consideraba que Dios, en su providencia, le había puesto a don Álvaro, a quien en distintas ocasiones llegó a llamar saxum , es decir, roca.

Ante las docenas de personas que asistieron a la conferencia, Rafael Alvira no dejó de mencionar las raíces mexicanas de don Álvaro y el gran afecto que siempre tuvo por nuestro país.  Para concluir el evento, el catedrático respondió algunas preguntas y recordó que al estar en presencia de don Álvaro siempre sentía una gran paz, aunada al cariño que siempre mostró por todos.