7 cosas que no conocías sobre Montserrat Grases

Recientemente el Papa Francisco aprobó el decreto de las virtudes heroicas de Montserrat Grases, quien, como recordaron sus padres y algunas amistades, era una joven alegre, viva de carácter y espontánea.

José Miguel Cejas elaboró una biografía breve para dar a conocer a Montse Grases, que falleció poco tiempo después de solicitar su admisión al Opus Dei. De “Montse Grases. Biografía breve”, editado en México por Minos III Milenio, tomamos estos 7 datos que quizá no conocías.

1. Estuvo a punto de morir a los dos años de edad. Padeció un asma infantil, que fue correctamente diagnosticado por el Dr. Moragas, el médico de la familia. Sus padres, sin embargo, consultaron a otro médico que erróneamente le recetó unos jarabes que le provocaron una bronquitis capilar. Montse estuvo al borde de la muerte por varias semanas, hasta que, gracias a los cuidados del Dr. Moragas y de Manolita Grases, recuperó la salud.

2. Lo que más le gustó del día de su Primera Comunión fueron… ¡los payasos! Hizo su primera comunión en mayo de 1948. “Tras la ceremonia vinimos a casa —recuerda Manolita— y lo celebramos en familia. Tuvimos una sencilla fiesta infantil en la que actuaron unos payasos, que estuvieron haciendo bromas y contando chistes. Fue un día inolvidable… Y una vez que hubo acabado todo, al despedirse, mi tío Mauricio preguntó a Montse qué era lo que más le había gustado. Ella respondió rápidamente: ¡los payasos!”.

3. Le gustaban los bailes tradicionales de Cataluña. “A Montse, como buena catalana, le gustaba bailar sardanas y las bailaba bien. Sus amigos la recuerdan bailando sardanas en las fiestas mayores de los pueblos de la comarca. ‘Cada vez que oigo una sardana —recuerda su madre— me acuerdo de ti, Montsina… Y es que la sardana es como tú, alegre y seria: es hermosa, y… ¡se puede mirar al cielo mientras se baila’”.

4. Amaba el deporte y la fichó un equipo de básquetbol. “[En las vacaciones] No estaba nunca sin hacer nada —comenta María Luisa Xiol, una de las mejores amigas de Montse—, cuando no estábamos de excursión nos quedábamos en casa y jugábamos a las cartas, o leíamos… A Montse le gustaba cantar, nadar, ir en bicicleta, jugar al tenis, al ping-pong… La recuerdo así: con una gran pasión por el deporte y una gran pasión por la vida…Una chica apasionada”. Por un tiempo, a raíz de una enfermedad y de un largo periodo de convalecencia, Montse “tuvo que dejar de hacer deporte, precisamente cuando acababan de ficharla para el equipo de baloncesto del Club de Tenis Barcino (…)”.

5. Escuchaba música mexicana. Le gustaba la música ranchera, “especialmente aquellas canciones mexicanas que seguía cantando Jorge Negrete, y que tarareaba con todas las fuerzas de su voz:

Cuando quiere un mexicano

No hay amor como su amor

Porque lo entrega de veras

Sin ninguna condición…”.

6. Rompió una cama en un centro de retiros del Opus Dei. “El primer día, nada más llegar a Castelldaura, Montse había ido probando, de broma, todas las camas que había en la casa, para comprobar cuál estaba más blanda y más mullida. Cuando decidió cuál era la mejor… se lanzó sobre ella como si estuviera desde lo alto de un trampolín y, ¡zas!, tuvo tan mala suerte que la cama se rompió ante la consternación de Ana María [una amiga de Montse], que vio cómo acababan las dos —Montse y la cama— en el suelo”.

7. Conoció a san Josemaría en Roma. Algunos meses después de haber sido diagnosticada con un sarcoma en una pierna, Montse viajó a Roma para conocer al fundador del Opus Dei. Martha Sepúlveda, numeraria mexicana que vivía en Villa Sacchetti, recuerda que san Josemaría dio instrucciones para que Montse estuviera a gusto en Roma. San Josemaría quiso tomarse una fotografía con ella.

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