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«Dale gracias por todo, porque todo es bueno»

Agradecer, ante lo bueno y ante lo malo, es saberse siempre querido por Dios: gracias por estar aquí a mi lado; gracias porque esto te importa.

La luz de la fe (IV): esa corriente trinitaria de Amor

El Misterio de la Trinidad cambia en profundidad nuestra mirada sobre el mundo, porque revela cómo el Amor es el tejido mismo de la realidad.

Nuevos Mediterráneos (V): «A Jesús, por María»

San Josemaría rezaba a la Virgen desde pequeño; de mayor descubrió más: se encontró en los brazos de una Madre, tan cercana como lo es el Cielo.

Nuevos Mediterráneos (IV): «No hable: óigale»

San Josemaría «descubre» al Espíritu Santo a través de un sencillo consejo, que también puede iluminar nuestra vida espiritual.

Nuevos Mediterráneos (II): «Jesús es mi amigo entrañable»

San Josemaría se supo siempre acompañado por Jesús, el «Gran Amigo» que comprende nuestras preocupaciones y zozobras, porque Él «es hombre también».

La luz de la fe (III): la creación (II): el Amor que abraza el mundo

Tras haber reflexionado sobre los relatos de la creación, podemos preguntarnos una vez más: ¿en qué sentido es racional hablar hoy de creación?

La luz de la fe (II): la creación (I): «Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno»

Si el mundo antes transparentaba a Dios, hoy se ha vuelto, para muchos, opaco. Por qué la fe en la creación es aún decisiva en la era de la ciencia.

Nuevos Mediterráneos (I): «Aquella primera oración de hijo de Dios»

El sentido de la filiación divina lo cambia todo, como cambió la vida de san Josemaría cuando descubrió inesperadamente ese Mediterráneo.

La luz de la fe (I): vosotros sois la luz del mundo

La fe es un regalo de Dios que nos cambia la vida. La serie de editoriales que ahora comenzamos con el título “La luz de la fe” —dirigida a creyentes, vacilantes y no creyentes abiertos a Dios— desea ayudar a descubrirlo, y a compartir el hallazgo.

Un corazón caldeado por la Palabra: respirar con la Sagrada Escritura (II)

La oración de Jesús estaba profundamente radicada en la Palabra de Dios. Así está llamado también a ser nuestro diálogo con Dios, en plena calle.