2. Optimismo y esperanza
Conferencia inaugural de Mons. Javier Echevarría en el Congreso La grandeza de la vida ordinaria, con ocasión del centenario del nacimiento de San Josemaría, Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma, 8-I-2002. Publicada en La grandezza Della vita quotidiana. Vocazione e missione del cristiano in mezzo al mondo, Edizioni Università della Santa Croce, Roma 2002, pp. 67-89.
Los cinco remedios contra la tristeza y el malhumor
Los santos, aquellos que han disfrutado de una especial amistad con Jesús, también han estado tristes. Por eso, es interesante conocer los remedios que dan para recuperar la alegría propia del cristiano.
«Agradar a Dios». La gratuidad y la libertad del amor, entre los bastidores de lo cotidiano
«Que yo vea con tus ojos, Cristo mío». Así rezaba san Josemaría y así querríamos rezar también nosotros, a la vuelta de casi cincuenta años. Sí, nos ilusiona mirar el mundo, nuestra vida, nuestras cosas, con los ojos de Jesús. Con esa mirada todo cobra su verdadero sentido. Este libro recoge algunas de las perspectivas que se abren con esa mirada.
Un sacerdote ciego que descubrió la alegría con san Josemaría
A los 16 años perdió la vista definitivamente. Pero no su luz. A los 36 años, acompañado de su perro “Ibiza”, confiesa que la espiritualidad de la Obra jugó un papel importante en el descubrimiento de su vocación al sacerdocio.
La receta del optimismo constante
“Siempre vi mi discapacidad con naturalidad”, cuenta Cássio. Para este abogado brasileño, “el optimismo nace de creer que Dios está contigo” y de caminar con Él. Porque, como escribió san Josemaría, “la verdadera virtud no es triste y antipática, sino amablemente alegre”.
Alegría y dolor
Ante un revés en la vida, san Josemaría aconseja recuperar la serenidad en la oración. “En cuanto aceptes la voluntad de Dios, el dolor no es dolor, porque esa cruz la lleva Él”. (0’53’’).
Ningún día sin Cruz, ¡con alegría!
San Josemaría anotaba con frecuencia esta jaculatoria al inicio del año, indicando el camino por el que quería ir. “Me pediréis quizá otras palabricas para este año que viene, y os diré, concretando: servite Domino in laetitia! «¡servid al Señor con alegría!”.
Confesarnos, ¿por qué?
¿Qué es la Confesión?, ¿qué tiene de malo el pecado?, ¿qué se necesita para una buena Confesión?, ¿por qué pedir perdón a un hombre y no directamente a Dios?
Pasión por la verdad
El mundo necesita “testigos apasionados y coherentes de la verdad”. En una época en la que el relativismo ha convencido a muchos de que es imposible conocer la verdad, la pasión por buscarla y transmitirla se ha convertido en una gustosa tarea para los cristianos.
La alegría cristiana
«Alegraos siempre en el Señor; os lo repito alegraos» (Flp 4, 4) exhorta san Pablo a los cristianos de Filipo para recordarles que son «ciudadanos del cielo» (3, 20).