Opus Dei

Tú no puedes tratar con falta de misericordia a nadie: y, si te parece que una persona no es digna de esa misericordia, has de pensar que tú tampoco mereces nada. No mereces haber sido creado, ni ser cristiano, ni ser hijo de Dios, ni pertenecer a tu familia... (Forja, 145)

Realmente, a cada uno de nosotros, como a Lázaro, fue un «veni foras» –sal fuera, lo que nos puso en movimiento. –¡Qué pena dan quienes aún están muertos, y no conocen el poder de la misericordia de Dios! –Renueva tu alegría santa porque, frente al hombre que se desintegra sin Cristo, se alza el hombre que ha resucitado con Él. (Forja, 476)

“Es muy grande cosa saberse nada delante de Dios, porque así es” (Surco, 260).

“Coepit facere et docere” –comenzó Jesús a hacer y luego a enseñar: tú y yo hemos de dar el testimonio del ejemplo, porque no podemos llevar una doble vida: no podemos enseñar lo que no practicamos. En otras palabras, hemos de enseñar lo que, por lo menos, luchamos por practicar. (Forja, 694)

Estamos, Señor, gustosamente en tu mano llagada. ¡Apriétanos fuerte!, ¡estrújanos!, ¡que perdamos toda la miseria terrena!, ¡que nos purifiquemos, que nos encendamos, que nos sintamos empapados en tu Sangre! –Y luego, ¡lánzanos lejos!, lejos, con hambres de mies, a una siembra cada día más fecunda, por Amor a Ti. (Forja, 5)

Mira: los apóstoles, con todas sus miserias patentes e innegables, eran sinceros, sencillos..., transparentes. Tú también tienes miserias patentes e innegables. –Ojalá no te falte sencillez. (Camino, 932)

Ha llegado para nosotros un día de salvación, de eternidad. Una vez más se oyen esos silbidos del Pastor Divino, esas palabras cariñosas, “vocavi te nomine tuo” –te he llamado por tu nombre. Como nuestra madre, Él nos invita por el nombre.

Comentario del 1.º domingo de Adviento (Ciclo A). “Velad, porque no sabéis en qué día vendrá vuestro Señor”. El Adviento es el tiempo de preparación para el nacimiento del Salvador; es el tiempo para preparar una morada espiritual donde acogerlo y llenarnos de sus dones.

Comentario del 3.º domingo de Adviento (Ciclo A). “Los ciegos ven y los cojos andan (…) y a los pobres se les anuncia el Evangelio”. La venida del Señor nos mueve a llenarnos de su gracia para que nuestra vida sea instrumento de alegría y conversión para muchos.

Comentario del 2.° domingo de Adviento (Ciclo B). “Preparad el camino del Señor, haced rectas sus sendas”. En esta segunda semana de Adviento, la Iglesia nos invita a preparar el alma y el cuerpo con penitencia y arrepentimiento para acoger al Señor en nuestra alma.