Con motivo del Centenario de Josemaría Escrivá, la Asociación Oyambre de Santander invitó al escritor José Luis Olaizola a relatar sus experiencias en el Real Club de Tenis. Rafael Losada, juez, describió en la presentación el recorrido literario del escritor. Olaizola inició sus palabras afirmando que “el mundo se ha dejado abrazar por el mensaje del beato Josemaría”.
El escritor señaló que conoció antes al mensaje que al mensajero. Fue al inicio de la década de los 60 cuando escuchó por primera vez una homilía en la que el Fundador del Opus Dei, de manera gráfica, describió la vida del cristiano como una comedia ante el espectador divino “pero Dios es espectador benévolo que ama a cada uno, para Él no hay personajes secundarios, todos somos protagonistas; cada persona es única e irrepetible”.
Haciendo referencia a los libros de viaje por tierras americanas y africanas que ha publicado el escritor, realizó un análisis ilustrado por múltiples anécdotas y vivencias: “Sólo viajo donde la vida me depara, y en el caso que nos ocupa me ha deparado el viajar, por su orden, a: México, a la Guatemala de la guerrilla, a la sombra del volcán Acatenango, a la Medellín de Colombia azotada por el narcotráfico y la violencia, a la Ayacucho maltratada por el Sendero Luminoso de Perú, a Santo Domingo, a la isla de Chiloé –donde se acaba el mundo por la parte sur de Chile–, a la Patagonia –que es donde se acaba irremisiblemente–, a la Pampa argentina de arriba abajo, a la Habana vieja del comandante Fidel, a las selvas tropicales de la Costa de Marfil, a la Kinshasa del Congo en la inquietante transición del dictador Mobutu al dictador Kabila, a Kenia, a la sudafricana Ciudad del Cabo, que es otro punto donde también se termina el mundo. Da lo mismo. En cualquiera de esos lugares siempre encontré a alguien, miembro del Opus Dei o no, que se estaba beneficiando de los efluvios del espíritu del beato Josemaría Escrivá”.
Un mensaje que cuaja
Anunció un próximo libro sobre un viaje realizado recientemente a Asia y describió a las Filipinas como punta de lanza para difundir el mensaje de Cristo por el continente asiático.
¿Cómo es posible difundir un mensaje espiritual a enormes distancias y en un mundo materializado? “Sin duda -contestó Olaizola- la fuerza radica en el amor y en el trabajo entendido como servicio a Dios y a los hombres. Proporcionando a las personas de los países más pobres el arma de la formación y del trabajo bien hecho, se contribuye a su desarrollo, y a su dignidad”.
“Si el desarrollo es trabajo se entiende que arraigue en todo el mundo el mensaje de santificación del trabajo, predicado por el Fundador del Opus Dei, que tiene como primera premisa trabajar y enseñar a trabajar bien, contribuyendo de esta forma a dignificar a la persona”.