Ruth Pakaluk fue una reconocida activista provida, conversa al catolicismo, madre de siete hijos y graduada por Harvard. Falleció en 1998 tras varios años de enfermedad.
Como publica InfoCatólica, “para los niños del vecindario al este de la autopista 290, en Worcester, Ruth Pakaluk era la madre que horneaba dulces para todos y cuya casa servía de punto de encuentro”. “Era como la madre del barrio”, recuerda su marido, Michael Pakaluk, al National Catholic Register.
El Dicasterio para las Causas de los Santos otorgó el nihil obstat el 29 de septiembre de 2025, permitiendo que la causa de canonización de Ruth Pakaluk, ahora “sierva de Dios”, avance a la fase diocesana. El Vaticano ha reconocido oficialmente que su vida merece ser estudiada con vistas a una posible canonización. Este nihil obstat (“nada se opone”) confirma que existe una “reputación de santidad” y “la importancia de la causa para la Iglesia”.
La noticia fue dada a conocer públicamente por el National Catholic Register el 31 de octubre, en un artículo considerado exacto y fiable por el postulador.
De atea a católica convencida
Nacida el 19 de marzo de 1957 en Nueva Jersey, Ruth Van Kooy creció en un entorno presbiteriano. Como declara el periódico digital El Debate: Tocaba varios instrumentos, jugaba al hockey, cantaba en coros y se movía con soltura sobre los escenarios de teatro. Inquieta y curiosa, por sugerencia de un exalumno del Radcliffe College, solicitó el ingreso a la Universidad de Harvard, donde defendía el aborto legal.
Fue allí donde conoció a Michael, quien había nacido en una familia católica, pero había dejado de practicar: dos jóvenes brillantes y escépticos que se encontraban en pleno debate intelectual universitario. Sin embargo, todo cambió cuando ambos decidieron tomarse en serio la búsqueda de la verdad. Ambos abrazaron la fe católica en 1980 y, más tarde, se incorporaron como supernumerarios al Opus Dei.

En 1982, Ruth fundó un grupo provida en Harvard y, dos años después, se unió a la asociación Massachusetts Citizens for Life, de la que fue presidenta entre 1987 y 1991. Era conocida por su claridad al exponer los argumentos en defensa de la vida y por su capacidad para persuadir con serenidad y respeto.
Max Pakaluk, su segundo hijo, ahora de 42 años, comenta que la casa de su familia era "un imán para los niños del vecindario, muchos de ellos viviendo en hogares monoparentales con madres solteras, que se sentían atraídos por lo que Ruth preparaba generosamente".
Como publica Religión en Libertad, citando a su suegra, Valerie Pakaluk, de 92 años: "Cuando supo que tenía cáncer terminal, es asombroso con qué calma lo tomaron todo". "La forma en que afrontó su enfermedad fue extremadamente heroica", añade su hijo Max.
"Una de las cosas que más me llama la atención de Ruth es su discreción. No era asertiva en sus relaciones personales. No era ostentosa ni agresiva. No era llamativa. Pero sí estaba en primera fila en los debates, era una mujer fuerte e imponente", dice su postulador.

