Más de un centenar de sacerdotes han participado en las 60 Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura, que se han celebrado el 27 y 28 de enero en Premià de Dalt (Barcelona).
En ellas se ha reflexionado sobre el valor y la necesidad de la esperanza en la sociedad actual y cómo difundirla en un mundo con personas muy heridas. Como elementos esenciales para su transmisión se han destacado varios elementos: la importancia del testimonio, la necesidad de cultivar la identidad y crear vínculos personales basados en los valores cristianos.
El vicario del Opus Dei en Cataluña y Andorra, Ignasi Pujol, fue el encargado de inaugurar las Jornadas que en esta edición se han celebrado en el marco del Jubileo de la Esperanza, convocado por el Papa Francisco, y llevaban por título: «Portadores de esperanza: vivir hoy el ministerio ordenado, fuente de esperanza».
D.Ignasi ha afirmado que la elección del tema “no podía ser de otra manera: porque apoyando al Santo Padre, sabemos que vamos por el buen camino. Deseamos que estas Jornadas sean una ocasión para reavivar nuestro sacerdocio y el deseo de ser portadores de esperanza. En nuestro camino debemos redescubrir el valor del silencio, de la oración, del recogimiento; el valor del esfuerzo y poniendo el corazón y la cabeza en lo esencial”.
Las Jornadas, como comentó al inicio el director del Centro Sacerdotal Rosselló, Xavier Argelich, “tienen vocación de ser medio de formación e intercambio de experiencias pastorales; en esta edición se ha tratado un tema muy presente en la labor pastoral especialmente; en este año jubilar y en palabras de san Pablo la esperanza no puede defraudar. Ahora toca saber abrir caminos de esperanza”.
Revitalizar la vida de la parroquia
¿Cómo revitalizar la vida de la parroquia en tiempos de cambios culturales y secularización? Sobre este tema ha hablado Fr. Stephen Langridge, sacerdote de la Archidiócesis de Southwark (Inglaterra) en su ponencia «La conversión pastoral desde la esperanza»: “Existe una dificultad vital para vivir lo que somos en nuestras parroquias —ha dicho Fr. Stephen—. Algunos sacerdotes han vivido años de declive y esto puede menguar la esperanza. Lo que alienta a los sacerdotes recién ordenados es la oportunidad de transformar vidas y construir una Iglesia de “piedras vivas”.
También habló sobre cómo inspirar y capacitar a los feligreses para que asuman la misión de la Iglesia, no sólo para quienes ya forman parte de ella, sino también para quienes actualmente están alejados de la vida eclesial. “Una parroquia próspera fomenta una cultura en la que cada persona contribuye en servicio y ministerio”, afirmó.
La conferencia del psiquiatra Carlos Chiclana versó sobre la identidad personal, con el título «Hay motivos para la esperanza» y en ella animó a los sacerdotes a impulsar las acciones de su labor en el acompañamiento de las personas que “fomenten la esperanza y promuevan la salud mental”.
“Les animo -ha dicho Chiclana- a valorar que son muy importantes para una persona, no es indiferente el encuentro de una persona con un sacerdote, dado que estos encuentros personales son motivos de revitalización”. Finalmente ha dado a los sacerdotes unos consejos sobre cómo cuidar su salud y no perder la esperanza: “Reforzar el cuidado personal, dormir las horas necesarias, comer bien, hacer ejercicio...”, ya que son aspectos biológicos, psicológicos, ambientales y de actitud muy importantes a tener en cuenta para cuidarse.
Al finalizar las sesiones del primer día los participantes disfrutaron de una comida y tertulia con el Cardenal de Barcelona, Mons. Juan José Omella, quien animó a los sacerdotes a ser portadores de esperanza especialmente en este año jubilar.

Comunicar esperanza
Jordi Pujol, profesor de la Universidad de Santa Cruz (Roma) en el segundo día de las jornadas habló sobre cómo «Comunicar la esperanza» en el contexto actual de crisis generalizada de confianza en las instituciones.
“En cuanto a comunicación lo que más fuerza tiene —ha dicho Pujol— es testimoniar: nuestra magnanimidad, nuestra generosidad, nuestra sonrisa... Ojalá que los portadores de esperanza se encontraran con los buscadores de esperanza; por eso, es necesario ser instrumentos de sanación, personal e institucional, hay mucha gente herida, y debemos mejorar mucho en la escucha porque se puede hacer mucho bien si aprendemos a escuchar”.
Como guía en este camino, ha remarcado también la importancia de ser fieles a la identidad cristiana. Según el profesor Pujol, la Iglesia debe “comunicar con transparencia porque la credibilidad moral pasa por ser una institución verdadera, auténtica, genuina. La comunicación puede ayudarnos a comprender quiénes somos y qué hacemos, no sólo en momentos de crisis”, y se debe actuar con coherencia porque cuando hay fractura en estos elementos es cuando se pierde la confianza.

“En la dimensión más visible y humana, ha dicho el profesor Jordi Pujol en referencia a la Iglesia, compartimos margen de mejora con otras organizaciones sociales. Por eso, aceptar la vulnerabilidad es condición necesaria para mejorar. No hay mejora posible sin aceptar la vulnerabilidad institucional como punto de partida”.
«Recuperar la alegría de vivir: esperanza en la vida ordinaria»
En la mesa redonda con la que finalizaron las jornadas se mostraron diversos caminos de la vida ordinaria donde vivir la esperanza. Pilar Lacorte, del Instituto de Estudios Superiores de la Familia de la UIC Barcelona presentó el acompañamiento familiar como vía de esperanza. “La familia no es la esperanza del mundo, pero sí su lugar y motor; en el ámbito familiar es donde se nos ama a través de nuestra vulnerabilidad, se crean vínculos y un compromiso a la vez que nos exige dedicar tiempo, paciencia y humildad porque lo que nos transforma es lo que vivimos”, según Lacorte.

Para el delegado de juventud del arzobispado de Barcelona, Carles Bosch, “el que vive de la esperanza, es el que cree que todo tiene un sentido. Ante cada necesidad, Dios da la respuesta necesaria, hay esperanza para los jóvenes y los jóvenes son esperanza para el mundo y lo vemos cuando se nos dan modelos como los de Carlo Acutis y Giorgio Frassatti. La llamada generación de cristal, es frágil, pero también es transparente, si te acercas suficientemente a ella ves lo que hay, jóvenes de la era postmoderna que buscan modelos de vida y establecer vínculos personales que den sentido a su vida”.
Por último, Cristina Monforte, codirectora de la Cátedra WeCare de la UIC, y enfermera de cuidados paliativos, habló sobre cómo “promover la esperanza en los enfermos cuando en paralelo actúan los mecanismos de eutanasia vigentes”, y ha dado como dato que Cataluña es la comunidad autónoma española donde se dan más casos de eutanasia.
“Hablar de sentido, propósito, percepción, dignidad, sentido de paz, reconciliación, buena muerte, comprensión y compasión” a los enfermos puede mejorar el bienestar de aquellas familias que afrontan el fin de la vida, explicó.
La responsabilidad que se plantean en la Cátedra WeCare y la clínica Cuides UIC Barcelona se enfoca en aliviar el sufrimiento —tanto el físico como el psicológico, la pérdida de control de las situaciones, pérdida de dignidad, etc.— que produce una gran desesperanza, según Monforte, que afirmó que “redescubrir las razones para querer vivir sin sufrimiento da esperanza”.
El Centro Sacerdotal Rosselló
El organizador de la actividad es el Centro Sacerdotal Rosselló, una entidad promovida por la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, una asociación intrínsecamente unida al Opus Dei que ofrece a los sacerdotes de las iglesias diocesanas una ayuda espiritual que les estimule en su labor sacerdotal, en la unión a su obispo y en la comunión con sus hermanos en el sacerdocio.
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