El Fundador escribirá, desde Burgos, para Isidoro: «El abuelo se acuerda mucho de este hijo que es, para sus hermanos, como un padre. Come bien: sobre todo, almuerza bien» —comulga— «porque trabajas mucho desde por la mañana. Y está siempre contento. Y suple al abuelo, con reciedumbre y suavidad». También le exhorta para que confíe «a la Madre de D. Manuel tus preocupaciones, si las tienes, y deséchalas, lleno de optimismo. ¡Qué abrazo tan fuerte te mando!».
Por encargo del Padre, Zorzano y Santiago Escrivá pasan por la pensión de la calle Ayala, para retirar los objetos que allí quedaron. Comprueban que un obús ha destrozado el techo de la habitación contigua a la del Fundador. Entre los efectos que recuperan, está una litografía de la Virgen, adquirida por el Beato Josemaría durante los días que anduvo por Madrid en septiembre pasado.