Estamos en la ermita de Torreciudad, donde se encontraba la talla románica de la Virgen. Es una talla preciosa, que con el paso de los años y las modas era una imagen que se vestía. En 1962 se firmó un contrato de enfiteusis con la diócesis de Barbastro, a condición de restaurar la ermita, la imagen y mantenerla. 

En 1964 se realizó una primera restauración en los Talleres de Arte Granda, de Madrid. Fue breve, para consolidar lo mínimo, y cuando regresó lo hizo en una peregrinación desde Bolturina en mayo de ese año, con el obispo Flores a la cabeza.

Una segunda restauración de la imagen se llevó a cabo en torno a 1970, cuando se cerró la ermita durante unos meses para avanzar en las obras de restauración tanto de la ermita como del casón y de la imagen de la Virgen, cuyo resultado es el que hoy podemos ver. A la Virgen le pusieron una lámina de pan de oro.