Las Jornadas comenzaron con reflexiones sobre la alegría en la predicación del Papa Francisco y en la Sagrada Escritura. Los ponentes pusieron de manifiesto que la alegría interior es connatural al cristiano. Y tres personas que vivieron una conversión espiritual compartieron su experiencia de alegría tras su encuentro personal con Dios.
El encuentro personal con Jesucristo es clave para descubrir la alegría de la santidad: es la idea que estuvo presente en el primer día de las Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura en el que se abordó “la alegría de la santidad” desde los principales escritos del Papa Francisco, de la mano del Cardenal Francesco Monterisi, secretario emérito de la Congregación para los Obispos. En su intervención repasó los principales textos de Francisco, el “Papa de la alegría”, donde habla de la alegría cristiana.
De la Exhortación Apostólica Gaudete et exultate sobre la llamada a la santidad en el mundo contemporáneo, resaltó que una característica de la alegría cristiana es el sentido del humor y el valor positivo de la vida. En palabras del Papa Francisco, dijo que “el santo es capaz de vivir con alegría y sentido del humor” y que “sin perder el realismo, ilumina a los demás con espíritu positivo y esperanzado”.
Prof. Bernardo Estrada: "La razón más profunda de alegria en el ámbito de la Antigua Alianza es que todos la experimentan escuchando y proclamando la Palabra de Dios" @UnivSantaCroce pic.twitter.com/rAZE346pvq
— Premsa Opus Dei (@opusdeicat) January 22, 2019
En la segunda sesión, Bernardo Estrada, profesor de Nuevo Testamento en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, mostró con numerosas referencias que “en la Biblia hay muchos motivos para alegrarse: la contemplación de la creación como obra divina, la presencia del Señor junto a Israel en su peregrinación y la alianza que ha hecho con su pueblo”. “El Evangelio comprende toda la persona, cuerpo, alma y mente, señaló el sacerdote, que sostuvo que “hay que considerar la Palabra de Dios fuente de alegría”.
Testigos de fe y alegría
La primera jornada concluyó con una mesa redonda, moderada por Joan Costa, rector de la parroquia de Nuestra Señora de Belén (Barcelona), en la que tres personas relataron su proceso de conversión y de encuentro con Dios. Carmen Valls, jefe del servicio de estudios de postgrado en la Universitat Internacional de Catalunya, compartió su proceso de conversión a través de los retiros de Emaús y de los Grupos Alfa en Cataluña, “antes era una persona alegre y una triste cristiana”.
Por su parte, Francisco Sabio, subdirector general de energía de la Generalitat de Catalunya, explicó que venía de un entorno familiar donde no se rezaba y que, con el tiempo, ha ido comprendiendo cómo Dios le marcaba el camino: “he pasado de estar de espaldas a Dios, a estar plenamente enamorado”, afirmó.
Por su parte, Eduardo Gratacós, empresario y emprendedor, ha comenzado su testimonio dando las gracias a los sacerdotes presentes porque “el Señor se sirve de los sacerdotes para llegar a las personas”. Explicó que él también tuvo “su encuentro personal con Dios”. “A veces te explican las cosas pero hasta que no te encuentras con Dios no hay conversión real, explicó. Hay que experimentar el amor de Dios. Cada vez que estás más cerca de Dios, eres más feliz. Los mandamientos son instrucciones para ser feliz”, recalcó.
Las Jornadas fueron inauguradas por su director, Domènec Melé, quien resaltó la importancia de hablar de la alegría en estos momentos; y también intervino el vicario del Opus Dei en Cataluña, Ignasi Font, que recordó que “todos los santos han de ser necesariamente alegres” y animó a “reivindicar el valor de la sonrisa”.
La alegría, nota característica de todo auténtico cristiano
Mons. Joan Josep Omella, Cardenal Arzobispo de Barcelona, concluyó las Jornadas de Castelldaura con un coloquio. El Cardenal comenzó afirmando que “cuando uno vive una cosa, la transmite. Nosotros hemos de ayudar a la gente a que ellos mismos descubran que pueden vivir la santidad, la santidad de la calle”. También afirmó que algunos “nos hacen creer que hay una sociedad muy secularizada; yo veo mucha santidad y mucha entrega”.
Una cuestión que Mons. Omella puso sobre la mesa y que se repitió a lo largo de las Jornadas es que cuando uno encuentra Jesucristo siente una alegría que nace y surge del interior de la persona, porque se siente amado: “hay que ayudar a la gente a que entienda esto”, insistió. Al final del coloquio afirmó que “la Iglesia necesita gente alegre”.
¿Cómo transmitir la alegría y el buen humor?
En la mesa redonda del miércoles se habló de cómo transmitir la alegría y el buen humor, dos notas que deben ser propias de todo cristiano que ha tenido un encuentro personal con Dios.
Núria Xipell, que trabaja en la administración del Colegio Mayor Monterols, explicó que saca “la alegría de que otras personas se sienten alegres con nuestro trabajo y servicio. Con detalles que la sociedad no valora tanto, nosotros encontramos la alegría”. Anna Artés, compañera de trabajo de Núria, comentó que “desde nuestra vocación las obras de misericordia se hacen posible. En el servicio estás sirviendo a Cristo; detrás de cada persona, encontramos a Cristo”.
"Des de la nostra vocació les obres de misericòrdia es fan possible. En el servei estàs servint Crist; darrera cada persona trobem Crist", Anna Artés, administració col·legi major Monterols #JornadesCastelldaura😇 pic.twitter.com/uy74kgIyFP
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El periodista Xavier Pérez, conductor de un programa de humor en RAC1, comentó que “la alegría es una forma de ser, todos podemos transmitir esta alegría; o vivo amargado y amargando la vida a los demás o hago humor de lo que me pasa. Tenemos que aprender a reírnos de nosotros mismos. Debemos de ser transmisores de paz y alegría”.
Por último, Josep Masabeu, de Braval, invitó a que “todos ayudemos a los demás. Con personas egoístas, nunca lograremos una sociedad cohesionada”. Porque en el voluntariado también se encuentra la alegría del que da y del que recibe.
El profesor Ignacio Fuster, de la Facultad de Teología de Cataluña, planteó qué es la alegría desde una vertiente filosófica: “la alegría subjetiva siempre hace referencia a una situación objetiva que el ser humano culmina o realiza. Hay que respetar las pequeñas alegrías para experimentar las alegrías grandes o genuinas. La alegría brota de la unidad de los anhelos”.