Con mi madre, Pilar Vicente, tuvo un trato especial porque siendo universitaria sufrió una larga enfermedad que exigía reposo. Encarnita iba a verla todas las semanas, la acompañaba y le llevaba algún detalle, sin valor material, pero con mucho cariño.
Yo no llegué a conocer a Encarnita, pero desde pequeña noté su huella en mi casa. En las conversaciones entre mi abuela y mi madre la nombraban con frecuencia, con mucha naturalidad. También recuerdo que mi madre siempre ha guardado algunos de aquellos detalles que le llevó estando enferma. En concreto un pajarito de colores que todos los años aparece en nuestro árbol de Navidad.
Yo no llegué a conocer a Encarnita, pero desde pequeña noté su huella en mi casa. En las conversaciones entre mi abuela y mi madre la nombraban con frecuencia, con mucha naturalidad
Con el paso del tiempo he ido sabiendo más cosas. Mi madre me contó que había declarado en el Proceso de Canonización que comenzó en la diócesis de Valladolid. Ahora yo soy también amiga de Encarnita y le pido que me ayude en el inicio de mi vida laboral. Me han dicho que siempre se preocupó por los problemas de la gente joven y si podía ayudaba dando su tiempo y sus consejos.
He estudiado Administración y Dirección de Empresas en Cantabria y Valladolid y, al terminar, he hecho un Erasmus en Niza. Llegó el momento de buscar trabajo y de presentar curriculum, sin saber bien por dónde tirar…
Me han dicho que siempre se preocupó por los problemas de la gente joven y si podía ayudaba dando su tiempo y sus consejos
Yo no lo sabía, pero mi madre me dijo que en esa situación pidió por mí a Encarnita. Mi curriculum ha sido aceptado por una empresa de Madrid que me ofrece garantías y un campo profesional de acuerdo con mis gustos e intereses. La persona que me entrevistó me comentó que se había fijado en mi dedicación al voluntariado social porque le parecía muy positivo. Es verdad que siempre me ha atraído y sigo haciéndolo, pero no suponía que iba a ser un factor tan importante para mi trabajo
Voy a empezar dentro de pocos días y acudo a la amistad familiar de Encarnita para que sepa realizarlo bien y para que haya continuidad porque, de momento, mi contrato es temporal. Tengo una estampa de ella y me da mucha confianza.
Mi abuela —la primera amiga de Encarnita— tiene un alzheimer avanzado. Me llama la atención la paz que hay a su alrededor, que nos facilita cuidarla. Yo sé que le debo mucho porque, primero a sus hijos y luego a nosotros, sus nietos, nos ha marcado por su ejemplo y por su fortaleza.