Después de varios meses la volví a telefonear por otro asunto y me dijo que su marido había encontrado trabajo. Además de su especialidad informática y estaba contentísimo.
Yo le dije: “Aunque no tenemos los mismos planteamientos de vida, he estado rezando para que encontrara tu marido trabajo”. Ella me contestó con mucha alegría: “¡Todo suma, todo suma!”
Gracias Laurita.
M.C.S., Esplugas de Llobregat