¿Cómo celebrará el Opus Dei este aniversario?
En primer lugar, agradeciendo a Dios por haber hecho de nuestro Fundador un instrumento suyo santo y eficaz para recordar a las mujeres y a los hombres de nuestro tiempo que la vida ordinaria es camino verdadero de santificación. Así le llamó Juan Pablo II con ocasión de su Canonización: el santo de lo ordinario. Y en segundo lugar, examinando cómo estamos cada uno de nosotros viviendo en el día a día esa enseñanza. No habrá, por lo tanto, una celebración “externa”. Y es que -de acuerdo con una enseñanza del propio San Josemaría-, queremos que la celebración sea algo íntimo y familiar, sin manifestaciones públicas.
¿Cómo y en qué año conoció Ud. a San Josemaría Escrivá? ¿Qué recuerda de él?
Conocí a San Josemaría en Madrid, en 1962. Volví a encontrarme con él en Barcelona, en 1966, pero fueron encuentros puntuales. En octubre de 1968 me trasladé a Roma, al Seminario Internacional de la Prelatura, donde permanecí veinte años. Los primeros siete de ellos tuve la suerte, verdadera providencia de Dios, de vivir en los mismos edificios donde se alojaba San Josemaría y pude tratarle más de cerca y recibir el ejemplo de su vida y el aliento de su palabra. Comprobé que era un hombre que sabía querer. No puedo dejar de recordar que en 1970, en un encuentro de fútbol, me fracturé la clavícula. Desde el primer momento, tuve al Padre, así le llamábamos sus hijos, muy cerca de mí, para consolarme. Con ese motivo, así nos lo dijo, bajó el día siguiente a estar un largo rato de tiempo con nosotros; me sentí verdaderamente querido y durante esos minutos se me olvidaron las molestias.
¿Tuvo San Josemaría alguna relación con nuestro país?
Desde que fundó el Opus Dei en 1928, San Josemaría soñaba con el momento en que sus hijos en la Obra pudiesen llevar el mensaje de la santificación de la vida ordinaria por todos los lugares de la tierra, también al Ecuador. En 1949 hizo buena amistad con el Embajador del Ecuador en Roma y su esposa -los Larrea Holguín, familia del ex Arzobispo de Guayaquil, Monseñor Juan Larrea- y a través de ellos llegó a tener un especial afecto por nuestro país, al que llamaba “Tierra del Sagrado Corazón”, en recuerdo de la Consagración del Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. En 1974 pudo cumplir su viejo deseo de visitar el Ecuador durante dos semanas. Y al marcharse dijo que se iba especialmente agradecido, pues de los ecuatorianos había aprendido a amar más a Dios y -por una circunstancia singular- a amar más a San José, cabeza de la Sagrada Familia. Estoy seguro que, desde el cielo, San Josemaría sigue muy de cerca el progreso, con sus dificultades y sus logros, de esta tierra y de este pueblo.
¿Cómo está organizado el Opus Dei?
El Opus Dei es una Prelatura personal, con Estatutos propios, extendida por todo el mundo. Con otras palabras: es una institución que pertenece a la organización pastoral y jerárquica de la Iglesia Católica. El gobierno de la Prelatura corresponde al Prelado, que vive en Roma. Su jurisdicción, que se circunscribe a la tarea apostólica peculiar de la Prelatura, es de la misma naturaleza que la del Obispo diocesano. Al Prelado, en su labor de gobierno, le ayudan sus Vicarios y Consejos, tanto para los hombres como para las mujeres. El gobierno de la tarea apostólica en todos sus grados se ejercita colegialmente, evitándose de este modo cualquier clase de tiranía o personalismo.
En cada país hay un Vicario Regional, una persona que hace las veces del Prelado y representa al Opus Dei en ese territorio. Al Vicario Regional le ayudan también sus respectivos Consejos. Y al frente de cada labor apostólica, hay un Consejo local que gobierna esa tarea. Desde septiembre de 1992 el Vicario Regional de la Prelatura del Opus Dei en el Ecuador soy yo.
¿Cuantos fieles tiene y cómo está organizado el Opus Dei en Ecuador?
El Opus Dei cuenta con cerca de seiscientos fieles en el Ecuador. Junto a ellos hay miles de otras personas, mujeres y hombres de las más diversas edades, condiciones sociales y culturales, que participan en los medios de formación espiritual y humana que la Prelatura impulsa en tantos centros de enseñanza media, superior y técnica, dispensarios médicos, etc., en los que los fieles del Opus Dei, con otros muchos ciudadanos, desempeñan su tarea apostólica. Es el único aspecto en el que la Prelatura interviene. En todas las restantes tareas profesionales, económicas, políticas, el Opus Dei no interviene de ningún modo; cada uno de sus fieles responde de esos trabajos con completa libertad y responsabilidad personales.
De las obras que el Opus Dei ha promovido en Guayaquil, ¿cuál es la que más ha trascendido?
Es difícil juzgarlo, porque, como San Josemaría nos enseñaba, ante Dios no vale más lo que humanamente más brilla, sino lo que se hace con más amor. En ese sentido, quizá lo más importante sea ese esfuerzo escondido y silencioso de cada fiel del Opus Dei por dar diariamente testimonio del amor de Dios en su hogar, en su lugar de trabajo y en su ciudad. Con todo, miro con especial ilusión la tarea que en la Aurora y Mapasingue cumplen los colegios, centros de formación técnica y dispensarios médicos de Montepiedra y Jacarandá. También la labor que desarrolla la escuela de negocios IDE, por promover entre los empresarios guayaquileños y de todo el país un verdadero sentido de su responsabilidad social para con los demás, sobre todo con los más necesitados.