La causa de canonización de Mons. Larrea Holguín se abrió solemnemente en Guayaquil el 27 de junio de 2017, con la primera sesión del proceso, presidida por Mons. Luis Cabrera, arzobispo de la ciudad. La causa es impulsada por esta arquidiócesis y están en curso los trabajos de la fase diocesana.
La reciente misa, en agosto de 2025, fue presidida por el cardenal Luis Gerardo Cabrera, que recordó en la homilía con gratitud la entrega pastoral y el legado espiritual de Monseñor Juan Larrea, resaltando su amor a la Virgen María y su incansable servicio a la Iglesia y al Ecuador. Una petición de la celebración fue que «la Iglesia reconozca la santidad de vida de quien fuera un pastor ejemplar y maestro de fe».

La ceremonia reunió a distintos sectores de la sociedad ecuatoriana, desde profesionales, catedráticos, familias y empleados de distintas empresas que conocieron a monseñor Larrea Holguín o participaron en algunas de sus múltiples actividades apostólicas.
A la fecha se han distribuido más de cien mil estampas para la devoción privada en diferentes lugares de Ecuador y varios países de América, y recientemente se han publicado 1000 ejemplares de una nueva y reciente biografía novelada escrita por Omar Benítez Lozano, titulada «Una vida con Sentido».

Una vida al servicio de los demás
Monseñor Juan Larrea Holguín nació en Buenos Aires, Argentina, el 9 de agosto de 1927, cuando su padre era Ministro Plenipotenciario del Ecuador en ese país. Fue Doctor en Derecho por la Universidad de Roma y por la de Quito, y en Derecho Canónico por la Universidad de Santo Tomás, Roma. Profesor de Derecho en las Universidades Católicas de Quito y Guayaquil, y de la Universidad Central de Quito.
En 1948, durante sus estudios universitarios en Roma, conoció a san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei. Fue el primer ecuatoriano que formó parte, en 1949, de esta institución de la Iglesia Católica.

En 1952 regresó al Ecuador. Con ocasión de su trabajo como abogado y de su intervención en la vida pública, realizó un intenso apostolado con todo tipo de personas.
Recibió la ordenación sacerdotal en 1962. En 1969, Pablo VI lo nombró obispo auxiliar de Quito. Posteriormente fue obispo de Ibarra, primer obispo de las Fuerzas Armadas y arzobispo de Guayaquil desde 1989 hasta el 2003. Como sacerdote y luego como obispo, desempeñó una gran labor pastoral, predicando numerosos retiros espirituales, visitando las parroquias de sus diócesis e impulsando la labor de formación de los seminarios diocesanos. Junto a más de cien libros y artículos de Derecho, monseñor Larrea difundió la doctrina católica a través de numerosas publicaciones, así como en muy frecuentes intervenciones en la radio y televisión.

Desde 1996 padeció cáncer. Con fortaleza heroica y con la sonrisa en los labios, sobrellevó una larga y dolorosa enfermedad sin interrumpir su trabajo pastoral e intelectual ni su intensa vida espiritual.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana y la Arquidiócesis de Guayaquil anunciaron el viernes 3 de febrero de 2017 que Monseñor Juan Ignacio Larrea Holguín, fallecido en 2006, fue nombrado siervo de Dios por la Congregación para la Causa de los Santos.

San Josemaría lo llamó «Juanito»
En 1948 se encontraba en Roma cursando el tercer año de estudios de Derecho en La Sapienza, universidad estatal de Italia, cuando uno de sus compañeros de estudio, Ignacio Sallent, lo invitó a una residencia del Opus Dei en la ciudad.
Ignacio le describió las actividades de formación de jóvenes que allí se desarrollaban y el afán apostólico que los impulsaba y Juan comenzó a frecuentarlas. El 23 de abril de 1949 pidió formalmente su solicitud para ingresar en el Opus Dei. Al día siguiente conoció a san Josemaría. Lo recordaba así:
«El Padre inspiraba entera confianza. En ratos de tertulia, prácticamente de todos los días, con la mayor llaneza y sencillez nos iba transmitiendo un mayor conocimiento y amor por la Obra, su espíritu sobrenatural y el apostolado. Nos abría constantemente horizontes de vida y acción cristiana en el mundo y nos ilusionaba con la expansión del Opus Dei por toda la tierra, con la única finalidad de servir a Dios y a la Iglesia. Nos dirigía con alguna frecuencia la meditación. (...). También nos predicó varios retiros [de media jornada] y el año 1950 asistí a uno de varios, relató el Siervo de Dios años después.

«Al terminar los estudios, san Josemaría nos fue proponiendo a los alumnos del Colegio Romano los lugares que había pensado para cada uno. Alguno iría a Alemania, otros a España; “«y tú, Juan, irás a Ecuador”», me dijo un día. Yo interpreté que aquello se cumpliría pasados algunos años, y que vendría a mi patria, acompañado de algunos otros miembros de la Obra. Me engañaba, pues en otra tertulia el Padre afirmó: «"ya sabéis vuestros destinos, de modo que, al día siguiente de graduaros, cada mochuelo a su hoyuelo"». Para esas mismas fechas, «mis padres se disponían a regresar a Ecuador, adonde llegaron a mediados o finales de septiembre», agregó.

Comenzó una labor apostólica como primer miembro del Opus Dei en el Ecuador y de forma permanente sostuvo una conversación por cartas con san Josemaría. Él le iba mostrando cómo adelantaba sus trabajos y hasta le hablaba de sus pinturas que realizaba en Quito.
San Josemaría le animó en las diversas cartas que le escribió, y lo llamaba cariñosamente Juanito.

Por ejemplo, en una carta fechada la carta del 12 de septiembre de 1953 le decía: «Que Jesús te me guarde, Juanito. Queridísimo: acuso recibo de tus cartas y de esas simpatiquísimas fotografías: te envidio, cuando te atreves a subir a tanta altura».
Otras tantas historias se conocen de su trabajo pastoral en el Ecuador y muchos recuerdos quedaron entre amigos y conocidos. Una muestra de esto, fue la concurrida celebración en la Catedral Metropolitana de Guayaquil el pasado 13 de agosto de 2025.
