Hace ya varios meses, mi padre sufrió una pancreatitis por la que tuvo que estar ingresado en el hospital varios días. A partir de ese momento tuvo que realizarse un seguimiento rutinario con el fin de ver el alcance y los posibles efectos secundarios derivados de la misma.
Según los primeros diagnósticos tendría que operarse de la vesícula, cuestión algo compleja, pues se trataba de evitar que cualquier cálculo en la vesícula pudiese producir otra pancreatitis con peores resultados. Después de varias pruebas radiológicas, el médico especialista en aparato digestivo nos citó para comentar los resultados y nos dio la peor noticia que podíamos esperar: habían descubierto un tumor localizado en la cabeza del páncreas, lo que significaba, en la mayoría de los casos, que el tumor evolucionaría en los próximos 24 meses y normalmente solía ser maligno y, por consecuencia, mortal.
habían descubierto un tumor localizado en la cabeza del páncreas
Lo único que se podía realizar era una intervención quirúrgica muy agresiva y con una alta tasa de mortalidad y que, en el caso de mi padre, por su edad y antecedentes médicos, conllevaría un gran riesgo.
El médico me comentó que le gustaría que reflexionáramos sobre qué hacer. Era un gran dilema para todos: o una intervención quirúrgica con los riesgos que se asumían o permitir que todo siguiera su curso y administrar los fármacos correspondientes (quimioterapia) en el momento oportuno. Ante esta situación empecé a rezar a nuestro querido beato D. Álvaro, únicamente para pedirle que los meses que pasáramos junto a mi padre fueran al menos igual de felices que los anteriores y que no tuviera más sufrimientos; que asumiéramos con entereza y con amor de Dios la situación y que pasara lo que pasara, se mantuviera unido nuestro vínculo familiar, como así había sido desde que falleció nuestra madre en 2013.
Después de hablar entre nosotros, hablamos con el médico y mi padre le dijo que no quería que su vida acabara en un quirófano; que estaba alegre y tranquilo, extremadamente tranquilo y que había sido muy feliz junto a su familia y que asumía lo que Dios le enviaba; que los próximos meses le gustaría pasarlos de la misma manera junto a su familia. Creo que todos vimos a mi padre con entrega, entereza y tranquilidad. Nos sentimos muy orgullosos y eso me hizo pedir más.
todos vimos a mi padre con entrega, entereza y tranquilidad. Nos sentimos muy orgullosos y eso me hizo pedir más
El especialista en digestivo nos citó con el cirujano especialista en páncreas, con el fin de realizar el seguimiento. El cirujano solicitó realizar otra resonancia para el mes de octubre. Cuando fuimos a solicitar la prueba a la unidad de radiología, nos dijeron que no había citas hasta 2021, debido a la pandemia, y que las más próximas se tendrían que realizar en otro hospital a 60 km de allí, con el perjuicio que eso supone. Aunque les comentamos que era un asunto grave y urgente y que por tanto no se podía esperar, ya que el cirujano dependía de la evolución de la enfermedad, en recepción de radiología poco podían hacer, pues de ellos poco dependía la situación.
En ese momento hubo una anulación de una cita para la misma prueba, por lo que a mi padre le pudieron citar y realizarse la prueba al día siguiente. Al día siguiente volvió al hospital a realizarse la prueba. Todos esperábamos, cirujano incluido, que el tumor no hubiera crecido, aunque teníamos pocas esperanzas. A los dos días nos llamó el cirujano, sorprendido, y con alegría nos comentó que habían visto (posiblemente por equivocación), que el tumor no estaba exactamente en la cabeza sino en un costado del páncreas y que, con casi total seguridad y por su situación, no debería ser maligno, por lo que consideraba que no habría que intervenir, ni tampoco tomar ninguna medida agresiva; y que en estas circunstancias mi padre podría vivir tranquilamente lo que Dios quisiera, sin problema alguno provocado por este tumor. Nos indicó que teníamos mucha suerte y que era para celebrarlo.
Por esto agradezco la intercesión de D. Álvaro.
D. B. - España
Beato Álvaro del Portillo (Oración para pedir la intercesión del beato Álvaro y Álvaro del Portillo: siervo bueno y fiel)
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