Un 12 de mayo de 1921, el joven Álvaro del Portillo recibió la Primera Comunión en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, en Madrid. Ésa ha sido la fecha elegida para fijar en el santoral la festividad del nuevo beato.
La biografía escrita por el postulador de la causa, señala que el beato Álvaro "mantuvo muy vivo hasta su muerte el recuerdo de la primera vez que recibió a Jesús Sacramentado". Así, por ejemplo, en 1983 confiaba a un pequeño grupo de personas: "Son 62 ó 63 años que llevo comulgando a diario, y es como una caricia de Dios".