Padre, usted en Camino dice que comenzar una y otra vez es cosa de santos (cfr. n. 983). Yo, Padre, muchas veces dudo si el Señor no se cansará de ese comenzar nuestro, una y otra vez.
— San Josemaría: No, no se cansa. Se pone muy contento. Cada vez que tú recomienzas, y yo recomienzo —porque yo tengo que recomenzar también; yo soy un pobre hombre pecador—, cada vez que recomenzamos tú y yo, el Señor se pone muy alegre. Como en la parábola del hijo pródigo.
De modo que quítate esos pensamientos nebulosos; que vaya la claridad a tu cabeza; y que sepas, con alegría, que el Señor está con los brazos abiertos para recibirte cada vez que vuelves.