«No puedes decirle a una persona cómo tiene que rezar si no estás a su lado y conoces su realidad»

A Alba Duchemin (Francia, 1992) le encanta el voluntariado —de hecho, trabaja en la ONG “Jóvenes y Desarrollo” — e implicarse hasta el final en las actividades de su parroquia, María Auxiliadora, en Atocha. Por eso, ha sido una de las participantes en la Parlamento de la Juventud del Cardenal Osoro, en Madrid, y explica en esta entrevista lo que ha significado para ella participar en la preparación del Sínodo de esta manera.

Alba Duchemin (Francia, 1992)

“10 preguntas sobre el Sínodo” es una serie de entrevistas realizadas a diferentes personas, a raíz del encuentro convocado por el Papa Francisco. En octubre, Obispos de todo el mundo de reunirán en Roma para profundizar en la relación de los jóvenes con la fe, la cuestión del descubrimiento de la propia vocación y el discernimiento como elemento propio del cristiano para acertar con las decisiones importantes.


1. ¿Qué significa para ti la iniciativa del Papa en este Sínodo?

Me parece muy acertada y estoy agradecida de que en la Iglesia se planteen las cosas desde los cimientos; no desde las nubes, sino con los pies en la tierra. Si queremos cambiar y actualizar la Iglesia habrá que empezar por la juventud porque ellos serán el futuro. Son ellos los que están pidiendo el cambio y sobre los que se está haciendo la reflexión, por lo tanto, es muy importante escuchar su voz. Creo que todo lo que se está trabajando en este Sínodo es muy valiente y posiblemente no se está valorando lo suficiente, pero seguramente veremos su repercusión dentro de unos años.

2. Personalmente, ¿cuáles te parecen los temas más importantes de este Sínodo?

Que se esté dando cabida, con tanta fuerza, a la participación y también el esfuerzo que se está haciendo por analizar la realidad, para poder adaptarse a ella. Aunque cada país es distinto, los jóvenes son jóvenes aquí, en América, en Oceanía… y sus realidades son muy similares, sobre todo por el efecto de la globalización. Por ejemplo, todo lo que conlleva el mundo digital: es un tema que afecta a todos los jóvenes y que la Iglesia debe repensar. Otro tema muy importante es el acompañamiento, al que se ha dado mucha importancia en los textos del pre-sínodo.

3. ¿Por qué te parece tan importante el acompañamiento?

Se está hablando mucho de escuchar, de dignificar, de personalizar cada proceso de fe… y eso sólo se puede conseguir estando al lado de la persona, más aún si es joven. En mi caso, que recibo formación de los Salesianos, tengo un acompañamiento espiritual y me he formado para ser acompañante de otros, algo que para mí es muy importante, sobre todo porque te sientes una herramienta de Dios. Creo que éste es un punto de partida clave en la actualización de la fe. Solamente estando cerca de las personas entiendes lo que están viviendo, qué necesitan, cuál es su relación con Dios… No puedes decirle a una persona cómo tiene que rezar si no estás a su lado y conoces su realidad.

4. En el caso de Madrid, el trabajo del Pre-Sínodo se ha canalizado a través de los llamados “Parlamentos de la Juventud”, ¿en qué han consistido exactamente?

Han sido varios encuentros desarrollados paralelamente en varias vicarías de Madrid. La iniciativa comenzó en Roma pero en España hemos cogido el testigo y, en Madrid, el Arzobispo Mons. Osoro los ha puesto en marcha con mucha fuerza.

Los encuentros duraban entre dos y cuatro horas. Comenzaban con una oración conjunta y después tenía lugar un espacio para el debate sobre diez temas: sociedad actual, mundo laboral, voluntariado, entrega de la vida… Cada uno de esos temas era debatido por grupos de no más de doce jóvenes de diferentes edades, parroquias y realidades eclesiales, que compartían sus perspectivas. En mayo, tuvo lugar un último foro con representantes de todas las vicarías.

5. ¿En qué debate te tocó participar a ti?

A mí me gustaban todos los temas, me apetecía hablar de todos. Por ejemplo, “Iglesia” me parecía bastante atractivo porque me atrae mucho la Teología pero al final estuve en el grupo de “Voluntariado y Caridad”, porque trabajo en el tercer sector y era donde más podía aportar: desde cómo vivir la caridad a través del voluntariado o porqué dignifica a la persona, hasta qué lenguaje usar, qué formación es necesaria o cómo darle visibilidad.

6. ¿Cómo llegaste a esta iniciativa de los Parlamentos?

Yo estaba en el equipo organizador del Parlamento de la Juventud de mi vicaría, la quinta, porque estoy en la mesa joven y llevábamos un año reflexionando sobre todos los documentos del Sínodo y la realidad de los jóvenes, concretamente en nuestro barrio. En este segundo año ya nos hemos puesto manos a la obra, con alguna acción pastoral y liderando este Parlamento de la Juventud. Aunque el material lo ha preparado la DELEJU, nosotros hemos estado en el equipo organizador.

Desde que nos lo plantearon, en septiembre de 2017, estábamos ansiosos de que llegaran los Parlamentos. Cada uno de los del equipo nos hemos encargado de convocar a los jóvenes en nuestra parroquia y en las parroquias cercanas. En mi caso, cuando más lo contaba, más me iba creyendo que merecía la pena.

7. ¿Todos sois cristianos?

Todos somos creyentes, al menos gente que reconoce la existencia de Dios. En los espacios de debate había gente más alejada de la fe y sus aportaciones han sido muy interesantes, aunque es verdad que la mayoría éramos gente activa en la Iglesia, porque la convocatoria se ha hecho en parroquias y es una llamada que no resulta atractiva para alguien alejado.

Por ejemplo, en la primera convocatoria, había una persona homosexual que se declaraba un poco juzgado por la Iglesia, pero participó. A mí me pareció una gozada que una persona sea capaz de ir y decir “no me he sentido a gusto y vengo aquí a expresarlo”. Esa es la clave. Todos íbamos con esa actitud: de escucha, de dar voz y también de crítica constructiva con las realidades con las que no nos sentimos tan a gusto en nuestra Iglesia.

8. ¿No ha sido un poco imposible sacar conclusiones con tanta gente?

Un poco. A mí me tocó ser la secretaria de mi grupo: iba tomando notas intentando sacar las palabras clave y esquematizar y era complicado porque, aunque había temas en los que todos coincidíamos con facilidad, en otros, cada uno vivimos realidades tan diferentes que era difícil. Sin embargo, hay un núcleo central en el que todos los jóvenes estamos de acuerdo: que hay mucha diversidad, que hace falta más acción y que hace falta más visibilidad. También vimos que hay algunos temas en los que la Iglesia que no está actualizada.

9. ¿Por ejemplo?

Por ejemplo, en el grupo de “Afectividad y sexualidad” se pedía más análisis y comprensión por parte de la Iglesia hacia la realidad que hay en el mundo actualmente. A veces, los jóvenes tenemos la sensación de que se parte de realidades idílicas o que se dan explicaciones con un lenguaje que la gente de hoy no entiende.

En el grupo de “Mundo laboral” pasaba lo mismo: los jóvenes vemos que hay una gran diferencia entre lo que se predica y lo que hay en la sociedad. En cuanto a ética, derechos humanos, respeto a la persona, dignidad de la persona… son temas que están sobre la mesa pero que no se han trabajado en profundidad, escuchando a todo el mundo.

Aun así, estamos en proceso de cambio. El Papa Francisco está yendo por delante con sus llamados “nuevos estilos”, siendo capaz de identificar nuevas realidades y afrontando los retos que plantean. Sabemos que no todo el mundo está de acuerdo con lo que el Papa dice, pero él está siendo muy valiente.

10. ¿Cómo haréis llegar todas estas conclusiones al Sínodo?

En la primera fase del Parlamento, el Cardenal de Madrid recibió el documento de conclusión de cada vicaría y, en el encuentro final del mes de mayo entre vicarias, estuvieron presentes los obispos auxiliares y pudieron vivir, de primera mano, los debates y la puesta en común de conclusiones. Tras este parlamento el Arzobispo Osoro organizó un pequeño encuentro con algunos de los jóvenes participantes para preguntarles de primera mano sus percepciones y poder transmitirlas en el Sínodo.

Su actitud en todo momento, y así nos lo ha trasladado también de palabra, es de que las palabras exactas de los jóvenes lleguen a los oídos del Papa. Por eso, los jóvenes de Madrid nos estamos sintiendo muy escuchados, no de manera idílica, sino real. Luego habrá que esperar a ver si el cambio se hace efectivo.