Monseñor Fernando Ocáriz con jóvenes Colombianas

La tertulia fue como un recorrido por Colombia, en el que se intercalaron paradas para conocer la labor que se hace en cada rincón al que actualmente llega el Opus Dei.

En el día de la Asunción de la Virgen María a los Cielos, monseñor Fernando Ocáriz sintió que habían llegado los Reyes magos, pues en medio de la alegría y colorido de la tertulia de chicas de San Rafael, recibió muchos regalos con gran simbolismo de colombianidad y mucho sentido espiritual.

La tertulia fue como un recorrido por Colombia, en el que se intercalaron paradas para conocer la música de algunas regiones y la labor que se hace en cada rincón al que actualmente llega el Opus Dei.

“Back To Reality”, volver a la realidad, fue una experiencia que diseñó Marly, agregada de Bucaramanga con el apoyo de Marce, numeraria que vive en Washington, y Bety, que es supernumeraria, y que dos jóvenes de San Rafael vivieron siendo monitoras. Se trató de un campamento sin tecnología en el que las asistentes sólo tenían 15 minutos al día de celular para comunicarse con sus padres y el principal objetivo fue contemplar la belleza en la naturaleza y el arte.

Fue una experiencia muy real, en la que lograron valorar mucho más las personas que tienen a su lado, y los privilegios de los que gozan. Además, fue, ante todo, un espacio para reconectar con Dios.

Daniela, ecuatoriana y residente de Inaya, contó que hace 3 años su papá murió por una enfermedad mental, muy dolorosa y difícil de entender. Ese, para ella, fue el punto de inflexión en su vida, de una conversión muy profunda. Entendió que Dios se ha manifestado de una manera tan grande a raíz de eso y le ha enseñado el inmenso valor de la cruz.

“El Señor les da la Cruz a sus amigos” dijo Daniela, citando una frase de Pedro Ballester, un estudiante de ingeniería inglés que murió siendo feliz a pesar de los dolores de su enfermedad y transmitió su alegría hasta el último día de su vida; un hecho que le ayudó a entender a Daniela la muerte de su padre y a tenerlo de aliado permanente en el Cielo.

Dani entonces preguntó al Padre lo que muchos jóvenes de hoy se cuestionan ante estas realidades: ¿cómo cuidar más de nuestra salud mental y cómo podemos cuidarnos más unos a otros después de un acontecimiento que dejó tantas secuelas como la pandemia?

El Padre aprovechó estás interesantes preguntas para dar una respuesta profunda: “Pedir consejo, abrir el alma con quien nos quiere, también buscar ayuda espiritual y no asustarse ante la dificultad, pensando mejor en el amor de Dios que no nos falta nunca… Dios nos quiere, aunque a veces no lo entendamos”.

Para recordar que el Opus Dei va camino al Centenario (que alcanzará en 2028) y que está siendo un recorrido fascinante y sorprendente, las jóvenes prepararon un Jeepao en cartón para simular un trayecto por la zona cafetera de Colombia y una especie de montaña rusa que le sacó una sonrisa al Padre y a todos los asistentes.

Debajo de la silla de algunas asistentes apareció una señal que las hizo acreedoras de entregar los regalos al Padre, entre otras, con ocasión del 53 aniversario de su ordenación.

Unas del Club Yari le contaron que cada persona asistente a la tertulia se había comprometido a rezar un rosario por Él, es decir, se rezaron al menos 350 rosarios.

Natalia le dijo al Padre que la tercera era la vencida, pues después de haber asistido a una tertulia en Univ en Roma y a otra en Bogotá en la Universidad de La Sabana se había quedado con su pregunta preparada. Esta vez pudo formularla: “¿yo, podría hacer algo por Jesús? En el entendido de que por ser Dios es perfecto y no nos necesita.

Al Padre le pareció una pregunta interesante y respondió: “es verdad, ¿qué podemos darle nosotros a Dios que es la potencia infinita? Podemos darle algo: nuestro amor: si no se lo damos, no lo tiene. Nos ha creado de tal manera que quiere necesitar de nosotros. En sentido absoluto no necesita nada, pero ha querido necesitar de nosotros para extender el evangelio por todo el mundo. Nos quiere tanto que nos ha hecho lo más parecidos a Él, que es la libertad más absoluta.”

Durante toda la jornada, las preguntas estuvieron motivadas por canciones del coro del Centro Cultural Arboleda, que interpretó varios ritmos colombianos, a fin de darle a conocer el país a don Fernando, quien fue protagonista en varias de las actividades lúdicas que se presentaron durante la tertulia y que dejaron ver que las jóvenes de todos los centros se prepararon con ilusión, horas de estudio y mucha oración para la visita.

Al cierre, algunas estudiantes del Gimnasio Iragua le prepararon al Padre un baile típico y la canción “Huellas de Colombia” con una letra especialmente adaptada para él.

Con esta visita el padre cerró su visita a Bogotá y continuó a Medellín.