Festividad de Nuestra Señora de Torreciudad

El Santuario de Torreciudad celebró el pasado domingo la fiesta mayor de la Virgen, rememorando una de sus tradiciones más entrañables: el pesaje y presentación de niños recién nacidos.

Varias familias ataviadas con los trajes regionales dan la bienvenida en la entrada de la explanada.

Como cada año, la fiesta de la Virgen de Torreciudad se celebró el domingo después del 15 de agosto, Solemnidad de la Asunción de la Santísima Virgen María.

Durante el festejo de ayer en el Santuario de Torreciudad, se rememoró una de sus tradiciones más entrañables: el pesaje y la presentación de niños recién nacidos.

Si algo caracteriza a Torreciudad desde su origen es el protagonismo de las familias cristianas a lo largo de los ya nueve siglos de historia del lugar. Ciertamente, fueron los vecinos de esta zona quienes alzaron y custodiaron la ermita en honor a la Virgen, a la vez que irradiaban su devoción poco a poco por la zona.

Desde la construcción del nuevo santuario en 1975, por iniciativa de san Josemaría Escrivá, nacido en Barbastro y fundador del Opus Dei, dicha herencia religiosa ha traspasado fronteras de medio mundo. Así lo atestiguan las miles de personas que acuden anualmente en peregrinación, para rezar de formas muy diversas ante la imagen morena de esta advocación mariana.

Los actos de la festividad comenzaron con una Misa Mayor en el santuario nuevo, presidida por el rector, Javier Mora-Figueroa, y concelebrada por otros sacerdotes entre los que se encontraba el ex rector José Luis Saura. La ceremonia, a la que asistieron medio millar de familias de localidades cercanas al lugar así como de turistas que veranean en la zona, estuvo solemnizada por los cantos litúrgicos del trío Ruth Repáraz (soprano), Javier Pérez Torrente (clarinete) y Maite Aranzabal (organista).

Romería hasta la ermita

Después de la Misa, los peregrinos y las familias bajan a la ermita con la Virgen peregrina en andas.

Posteriormente, fieles y devotos se encaminaron en romería por el sendero de Dolores y Gozos de San José, trasladando la imagen peregrina de la Virgen sobre unas andas de madera, hasta alcanzar el santuario primitivo.

Aunque sólo una pequeña parte de los congregados pudo acceder al interior de la Ermita centenaria para seguir el tradicional canto de los Gozos, el resto pudo seguir el himno desde la explanada contigua a la capilla, a través de los altavoces instalados para la ocasión.

Poco después, llegó uno de los momentos más esperado al colgarse, sobre unos de los arcos del porche de la ermita, la antigua balanza forjada en hierro sobre la que son balanceados los niños. Se trata de un contrapeso de gran tamaño que utilizaron los "santeros" encargados de custodiar el lugar durante décadas. Antes de proceder al pesaje de los bebés, el rector leyó la oración de "Presentación y Bendición" de los niños a la Virgen, en solicitud de amparo y patrocinio.

El tradicional pesaje

Un buen número de las familias que participaron en el ofrecimiento procedían de la zona, como el matrimonio Saura Acón de Binéfar, que pesaron a sus trillizos; los Vidal Royo y Jaureguizar Durán, ambos de Ubiergo o la pareja Riverola Vidal natural de Peraltilla y residentes en Barbastro.

Jorge, quien nació en Barbastro, en su pesaje y ofrecimiento a la Virgen.

Desde hace unos años, la celebración ha ido divulgándose por todo el país y es frecuente la presencia de parejas que llegan de otras provincias para presentar sus hijos a la Virgen. Entre estas familias se encontraban los barceloneses Tomeo Giner o Luque Vericat; además de los Valdecantos de Madrid o los Estévez García oriundos de Málaga, entre otros. En total sumaron 29 niños y niñas, de edades comprendidas entre los diez meses y los doce días de la más pequeña, procedentes de 16 ciudades diferentes.

El pesaje consiste en que los padres introducen sus respectivos hijos dentro de un canasto de mimbre, colocado en uno de los brazos de la balanza, mientras en el otro igualaban el peso de la criatura poniendo trigo y aceite, según la costumbre, o productos de sus lugares de origen como optaron la gran mayoría.

Peticiones a la Virgen

Aunque para casi todos fue su primera experiencia., para otros era el segundo año consecutivo, “el pasado venimos con Lorenzo y éste año traemos a Alicia Rosario, con muchísima ilusión y agradecimiento a la Virgen de que hayan salido tan buenos y tan formales”, explica el matrimonio Villena.

La jovencísima pareja Giménez Andrade, de Madrid, decidió pesar a su primer hijo, de nombre Gonzalo, como su padre, porque unos amigos suyos que veranean en la zona lo habían hecho anteriormente: “A la Virgen, además de pedirle por toda nuestra familia, le vamos a solicitar que sea buena persona y, si pudiera ser, deportista profesional”, apunta el padre.

Fiesta popular

Finalizado el pesaje, los presentes pudieron degustar de la "Caridad", mediante reparto de vino procedente de la "viña de la Virgen", en terrenos de Secastilla, vino de nueces verdes y la partición de la torta (pastel).

Al terminar los actos se repartió 'la caridad', pastel y vino, entre bailes y canciones tradicionales.

La jornada ha concluido, por la tarde, con una peregrinación de vecinos de la cercana localidad de Graus, que llevaron en procesión la imagen de la Virgen de la Peña para entronizarla en la galería de Advocaciones Marianas del santuario.

En la actualidad, la práctica de este tipo de tradiciones antiguas conviven con otras más recientes, y es frecuente encontrar a parejas de novios celebrando su enlace matrimonial, a padres con hijos poniendo sus aspiraciones bajo la divina protección de María o grupos familiares participando en los multicoloridos encuentros marianos para familias. Cada año aumenta las personas que acuden a la intercesión de Nuestra Señora de Torreciudad, interpelándola cariñosamente como patrona de las familias.

El Santuario, distante a una hora de Huesca, también es conocido al gozar de un enclave de gran belleza paisajística, a los pies de los Pirineos y rodeado de las cristalinas aguas del embalse de El Grado. Su popularidad sigue aumentando, hasta el punto que ya es parada obligada para los touroperadores religiosos que cubren la Ruta Mariana por los conocidos santuarios del Pilar de Zaragoza, Montserrat en Cataluña y Lourdes en Francia.

Fuente: www.torreciudad.org