"Es lo mismo, pero no es igual"

Isabel Caride trabaja en un supermercado de Murcia (España). Tiene 33 años y es madre de una niña adoptada. Se enfrenta a los problemas normales de la vida, pero sabe que Dios le está mirando y le cuida: "Así todo es lo mismo, pero ya nada es igual".

“Mi vida es muy corriente. Conozco la Obra desde pequeña, pero de jovencita lo único que me interesaba era salir con la pandilla, y luego con mi novio, Paco, con el que me casé hace diez años. Gracias a Dios, somos un matrimonio feliz. 

Nos hubiera gustado tener hijos pero Dios dispuso otra cosa y como los chiquillos no llegaban, decidimos adoptar a una niña colombiana que nos dieron con tres meses y nos hace muy felices.

Ahora queremos adoptar otro, porque pensamos que es mejor que tenga hermanos.

"Nos hubiera gustado tener hijos pero Dios dispuso otra cosa y como los chiquillos no llegaban, decidimos adoptar a una niña colombiana".

Después de casada empecé a ir por un Centro de la Obra. Me gustaba lo que iba aprendiendo, la alegría de la gente y lo atentos que eran. Supongo que también influiría el ejemplo de mis padres, que son del Opus Dei.

Y allí descubrí el mensaje del Opus Dei: podía santificar mi trabajo y mi vida corriente, esforzándome por rezar algo más, por luchar contra mis defectos, por ser una buena esposa y una buena madre, haciendo cada vez mejor mi trabajo.

Trabajo en un supermercado, en la zona de comidas preparadas. Voy haciendo y envasando todo lo que sale, y a ratos, cuando puedo, atiendo al público; pero eso es raro, porque suelo tener mucho trabajo dentro. 

En cuanto a mi matrimonio, tenemos los mismos problemas que tantos matrimonios de mi generación: pagar la hipoteca -que ha subido mucho-, hacer equilibrios para llegar a fin de mes, salir corriendo del trabajo para recoger a tiempo a mi hija cuando sale de la guardería… Todo muy normal; con la diferencia de que he descubierto que en medio de esas circunstancias tan normales puedo tratar a Dios y esforzarme por corresponderle.

"Trabajo en un supermercado, en la zona de comidas preparadas. Voy haciendo y envasando todo lo que sale, y a ratos, cuando puedo, atiendo al público".

Ahora estoy colaborando, junto con otros padres, en un proyecto para educar mejor a nuestros hijos. Es algo que en Murcia está teniendo mucho éxito, porque somos muy familiares.

Todo esto explica que rara vez saque tiempo para una de mis grandes aficiones: el baile. Me encanta  bailar. Es una tradición de mi familia: somos ocho hermanos y a todos nos apasiona la música. Hace años, mi padre mi hermano y mi cuñada formaron un conjunto musical.  

Y eso es todo. Como decía al principio, mi vida es muy corriente. Hago lo mismo que hace tanta gente… pero con una diferencia: he descubierto que cuando intentas vivir cara a Dios- algo que voy aprendiendo en el Opus Dei-, la vida se llena de una alegría profunda y maravillosa, con unos horizontes de amor a Dios y a los demás que antes no podías ni soñar…  como decían unos cómicos muy famosos, es lo mismo… pero no es igual”.