Aníbal Aburto desde pequeño se vinculó con las tareas del campo. Estudió en Valle Grande, en Cañete. Gracias a la metodología de la alternancia del Instituto, comenzó sus prácticas en un área de cultivo en las afueras de Cañete, propiedad de un empresario local.
Con el tiempo, fue progresando en esa empresa, volcando su aprendizaje en el Instituto Valle Grande donde también enseña a las nuevas generaciones de jóvenes. La vida de Aníbal ha estado marcada por muchos obstáculos; sin embargo, la formación de Valle Grande le ayudó a superarlos y a transmitirla a familiares y amigos. Esta iniciativa del Opus Dei es una obra corporativa que busca tener un impacto social en la formación de los jóvenes de Perú a través de la educación.
La historia de Aníbal forma parte del multimedia «El viaje del viaje», que se editó con ocasión del 50 aniversario de las catequesis de san Josemaría por América Latina. A continuación reproducimos su testimonio.
Mi mamá se separó de mi papá cuando yo tenía siete meses. Solo hemos dependido económicamente de mi mamá y de mi abuela. Las dos siempre se han dedicado al campo, como operarias, como obreras, pero siempre en el campo. Nosotros íbamos al campo a cosechar papa, camote, a despancar maíz, aplicaciones de algodón… Siempre en la labor del campo, ayudando a mi mamá y, aparte, yo sacando mi propio jornal.
Ingreso en Valle Grande y salto profesional
Ingresé a Valle Grande. Después del primer año estuve de practicante dos años en una empresa, en la cual aprendí diversas labores: a podar, lo que son las aplicaciones, a evaluar… Mi último semestre ingresé a trabajar de agrícola en la empresa Amigos S.A, donde evaluaba y supervisaba campos.
La empresa pagó mis estudios ese medio año, lo cual fue un gran alivio para mi mamá y mi abuela. Así estuve en esta labor durante tres años, agarré el cultivo de la empresa por completo, con el ingeniero, con el dueño, etc. Ahí la situación económica de mi familia comenzó a cambiar porque ya había más ingresos y más apoyos por mi parte. Mi mamá dejó de trabajar ya en el campo y desde ese momento he venido trabajando de forma continua.
Emprendimiento en la chacra familiar
Nosotros tenemos un predio -una finca- de varias hectáreas que le dieron a mi mamá en la reforma agraria. La chacra estuvo arrendada durante 21 años, de manera que poco a poco la chacra se volvió autosostenible.
Ahora está generando empleo y hemos creado una relación amena con los trabajadores, una amistad, un ambiente cómodo y bonito para poder trabajar.
Docente y a cargo de explotaciones agrícolas
Valle Grande me abrió las puertas en el 2018 para trabajar de docente y estoy a cargo aquí de seis explotaciones de negocios agrícolas SAT, que es la marca comercial de lo que se presenta a todos los productores.
Mi trato aquí es no descuidar la producción, estar siempre atento con las labores del cultivo, así que me tengo que dividir mi tiempo desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde y complementar con las labores y las actividades de clase que me toquen en el aula, más la tutoría que tenemos por las tardes.
De san Josemaría he aprendido la perseverancia para saber convivir y a tener un poco de paciencia. Uno realiza o trata de realizar lo mejor que puede el trabajo. Es una manera de servir, de colaborar y de enseñar, y de formar.
Lastimosamente mi mamá se fue al cielo hace 4 años y hace menos de un año se fue mi abuela. Tengo ahorita mi familia: tengo mi mujer, mis dos hijas, las cuales estudian. A ellas también les enseño valores, que vean lo que es el sacrificio de poder lograr algo a base de trabajo y esfuerzo.
La mayoría de los alumnos que entramos al instituto mayormente somos de zonas agrícolas de las cuales aprendemos en el instituto, nos formamos en el instituto y de la cual todo lo que aprendemos lo volcamos en nuestro campo.
San Josemaría visitó Valle Grande en 1974, en su catequesis por Perú. Pudo ver la labor que se hace y conocer a los alumnos y profesionales, a los que les dirigió algunas palabras en una tertulia familiar que mantuvieron. En el siguiente vídeo puede verse la tertulia completa.
“Yo vengo a felicitaros por la labor colosal que se hace aquí de promoción humana. He dicho promoción humana y por lo tanto no es sólo promoción profesional, material, es promoción docente, espiritual.
Hemos de estar derechos, eh, valientes, sirviendo al Señor en medio de la calle, en medio del trabajo, siendo un buen amigo de tus colegas y además un ejemplo para tus colegas diciéndoles con sinceridad, sin ofenderles, la verdad; pero ayudándoles, no maltratándoles. Y lo estás practicando, porque si no, no serías el cristiano que Dios quiere que se forme en Valle Grande. ¡Dios te bendiga!”.