San Josemaría y su visita al convento de las Carmelitas Descalzas en Santiago

El 5 de julio de 1974, el fundador del Opus Dei fue a ver a las Carmelitas Descalzas del convento de Pedro de Valdivia en Santiago. En una breve pero intensa reunión, compartió su profunda admiración por la vida contemplativa y dejó una huella en las religiosas presentes.

San Josemaría saliendo del monasterio de las Carmelitas en 1974

"Desde que he llegado a Santiago de Chile tengo siempre, cada día, más alegrías: me las dais vosotros. Hoy he tenido más alegrías porque he podido hablar a unas monjitas de clausura, que están rezando por vosotros y por mí". Así lo contaba san Josemaría a las familias que asistían a un encuentro en el Colegio Tabancura, la tarde del 5 de julio.

Ese día, a las 10:30 de la mañana, san Josemaría, acompañado por el beato Álvaro, don Javier Echevarría y el consiliario Adolfo Rodríguez, había estado en el convento de las Carmelitas Descalzas en la calle Pedro de Valdivia, de Santiago. Aunque no estaba previsto ir allí durante su estancia en Chile, el fundador del Opus Dei lo hizo a solicitud de la priora de este convento, fundado en el siglo XVII. 

Según relata Ana Sastre en su libro "Tiempo de Caminar", el consiliario Adolfo Rodríguez recibió una carta de la Priora del convento, madre María del Pilar del Niño Jesús, solicitando la visita de san Josemaría. La carta destacaba el afecto de Escrivá por santa Teresa y su costumbre de visitar conventos carmelitas en España. La Priora expresó su deseo de que, a pesar de su apretada agenda, Mons. Escrivá encontrara un momento para visitarlas. La carta concluyó con una promesa: "si no le fuese posible, siempre lo tendríamos presente en nuestras oraciones como si hubiésemos recibido su visita".

El Monasterio de San José es el primer Carmelo fundado en Chile (6 de enero de 1690).

Conmovido por la solicitud, san Josemaría hizo un espacio en su agenda y acudió al convento esa misma mañana. En el lugar, san Josemaría expresó su gratitud y su profundo amor por la vocación contemplativa. Según el relato de Andrés Vásquez de Prada en "El Fundador del Opus Dei", san Josemaría dijo: "Yo tengo un amor muy grande a la vocación de almas contemplativas, porque en el Opus Dei somos contemplativos en medio de la calle. Os entendemos muy bien, y las Madres Carmelitas del mundo entero nos entienden muy bien y nos ayudan con su oración". 

La atmósfera en el locutorio era de impresionante silencio, las monjas escuchaban con atención mientras Escrivá les advertía sobre los peligros de aflojar en su disciplina: "No aflojéis en nada, no seáis tontas, que el diablo está buscando a quien devorar y sois un bocado muy apetecible [...]. Si estropean un palomar de éstos, se ha destruido una gran fuerza de la Iglesia. Sed santas. Si lo sois, nos ayudaréis a ser santos. Pedid para que los sacerdotes lo seamos. Y por el Opus Dei, por estos hombres y estas mujeres que están en todos los caminos del mundo haciéndolos divinos".

Despacio y con cariño, dijo a las religiosas: "La Madre Teresa tenía mucho amor al sacerdocio; quería que los sacerdotes fuéramos santos y muy doctos: rezad vosotras para que sea así. Con la oración conseguiréis más que con nada. Necesitamos esa ayuda: no abandonéis a los sacerdotes, no nos abandonéis".

El padre José Miguel Ibáñez, se refirió durante el lanzamiento del libro “Hablar de Dios y de las cosas de Dios”, a esta visita: Las Carmelitas lo llamaron, y esta invitación sí la aceptó de inmediato. Les habló unos pocos minutos. Estaba allí también Mons. Francisco Valdés, quien atendía a las monjas.

Entre los recuerdos que hace el padre Ibáñez, recogidos en esta conversación, está la visita que realizó san Josemaría al convento de carmelitas.

El obispo Valdés, conocido por su propia vida de santidad y servicio pastoral, se había encontrado escuchando discretamente. Al final del encuentro, se acercó y se saludaron cariñosamente. Según el padre Ibañez, las palabras que dirigió a san Josemaría fueron conmovedoras: "Monseñor, ya no se habla con esta fuerza de la santidad, de la fe, de los misterios de la revelación".

Este encuentro, descrito como "un abrazo de santo a santo", resalta el profundo impacto que tuvo san Josemaría en todos los presentes, también en aquellos empeñados en llevar una vida de santidad.

EL fundador de la Obra terminó su visita bendiciendo a las monjas y pidiendo a don Adolfo que dejara una caja de dulces para ellas. "Me habéis endulzado el alma, y yo os endulzo el paladar", dijo al despedirse . Esta visita, breve pero significativa, quedó marcada en la memoria de todos los presentes, resaltando la conexión especial de san Josemaría con las Carmelitas Descalzas y su devoción por la vida contemplativa.


El relato de los días de san Josemaría en Chile narrados por Ana Sastre en "Tiempo de Caminar". Chile: ¡mar adentro!

Para ver la cronología del viaje pastoral de san Josemaría en Chile –entre el 28 de junio y el 9 de julio de 1974– ver estudio de María Eugenia Ossandón Widow, "Josemaría Escrivá de Balaguer en Santiago de Chile (1974)" en páginas 119 y siguientes.