Mes de María ad portas del Año de la Misericordia.

El 8 de noviembre comenzó el mes de la Virgen, una de las costumbres religiosas más bellas y arraigadas en nuestro país. Este año finalizará en el inicio de un Año Santo especial.

El mes de María que celebramos en Chile durante el mes de noviembre y comienzos de diciembre, es un período propicio para aumentar el diálogo con nuestra Madre del cielo y la caridad con nuestro prójimo.

El Mes de María como todos los años culminará el 8 de Diciembre, solemnidad de la Inmaculada Concepción. La novedad de este año consiste en que ese mismo día se iniciará en Roma el "Año Santo de la Misericordia" convocado por el Papa Francisco. La Conferencia Episcopal chilena determinó que el Año Jubilar comenzará en Chile el domingo 13.


En este contexto, el papel de la Virgen María es central, pues es parte del plan redentor de Dios para los hombres.

El Santo Padre afirma en la Bula de Convocación a dicho Año: " Después del pecado de Adán y Eva, Dios no quiso dejar la humanidad en soledad y a merced del mal. Por esto pensó y quiso a María santa e inmaculada en el amor (cfr Ef 1,4), para que fuese la Madre del Redentor del hombre. Ante la gravedad del pecado, Dios responde con la plenitud del perdón. La misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona".

Leer Bula de Convocación al Jubileo Extraordinario de la Misericordia

Junto a esta reflexión, ponemos a disposición la Oración para todos los días del Mes, además de un libro con reflexiones para cada día.

Virgen y el Niño de Ana María Gutierrez

Oración para todos los días del Mes

Oh María, durante el bello mes que os está consagrado, todo resuena con vuestro Nombre y alabanza. Vuestro santuario resplandece con nuevo brillo, y nuestras manos os han elevado un

trono de gracia y de amor, desde donde presidís nuestras fiestas y escucháis nuestras oraciones y votos. Para honraros, hemos esparcido frescas flores a vuestros pies y adornado vuestra frente con guirnaldas y coronas. Mas, Oh María, no os dais por satisfecha con estos homenajes; hay flores cuya frescura y lozanía jamás pasan y hay coronas que no se marchitan. Estas son las que Vos esperáis de vuestros hijos; porque el más hermoso adorno de una Madre, es la piedad de sus hijos y la más bella corona que pueden deponer a sus pies es la de sus virtudes. Sí, los lirios que Vos nos pedís, son la inocencia de nuestros corazones; nos esforzaremos, pues, durante el curso de este mes, consagrado a vuestra gloria, ¡Oh Virgen Santa!, en conservar nuestras almas puras y sin manchas y en separar de nuestros pensamientos, deseos y miradas, aún la sombra misma del mal. La rosa cuyo brillo agrada a vuestros ojos, es la caridad, el amor a Dios y a nuestros hermanos; nos amaremos pues, los unos a los otros, como hijos de una misma familia, cuya Madre sois, viviendo todos en la dulzura de una concordia fraternal. En este mes bendito, procuraremos cultivar en

nuestros corazones la humildad, modesta flor que os es tan querida, y con vuestro auxilio llegaremos a ser puros, humildes, caritativos, pacientes y resignados. ¡Oh María!, haced producir en el fondo de nuestros corazones, todas estas amables virtudes; que ellas broten, florezcan y den, al fin, frutos de gracias, para poder ser algún día dignos hijos de la más Santa y de la mejor de las Madres.

Amén.

Oración Final

¡Oh María, Madre de Jesús, nuestro Salvador y nuestra buena Madre! Nosotros venimos a ofreceros, con estos obsequios que colocamos a vuestros pies, nuestros corazones, deseosos de seros agradables, y a solicitar de vuestra bondad un nuevo ardor en vuestro santo servicio.

Dignaos presentarnos a vuestro Divino Hijo, que en vista de sus méritos y a nombre de su Santa Madre, dirija nuestros pasos por el sendero de la virtud; que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error; que vuelvan hacia El, y cambie tantos corazones rebeldes, cuya penitencia regocijará su corazón y el vuestro. Que convierta a los enemigos de su Iglesia, y que, en fin, encienda por todas partes el fuego de su ardiente caridad; que nos colme de alegría en medio de las tribulaciones de esta vida, y de esperanza para el porvenir.

Amén.

Para descargar PDF con la Oración del Mes de María

Libro PDF con lecturas diarias