El Opus Dei proporciona a sus fieles la formación adecuada para que desarrollen –cada uno en su propio lugar en la Iglesia y en el mundo– una actividad apostólica multiforme, promoviendo el ideal de la llamada universal a la santidad.
De manera análoga, la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz ofrece a sus socios y a los clérigos que participan de sus actividades unos medios espirituales para sostener y apoyar la vida interior, la formación doctrinal y pastoral, y la unión fraterna entre los sacerdotes.
Esta es precisamente la misión de la asociación: contribuir a que los socios realicen un trabajo sacerdotal lleno de comprensión, de amor, de espíritu de servicio en favor de la Iglesia y de cada diócesis en particular; una ayuda a los presbíteros diocesanos, por quienes el Señor ha querido que el Opus Dei sienta una especial solicitud.
Esta ayuda espiritual fomenta las virtudes sacerdotales, como la caridad pastoral, que es entrega y celo por las almas (cfr. Decreto Presbyterorum Ordinis, nn. 14-17; Beato Juan Pablo II, Ex. ap. Pastores dabo vobis, nn. 15, 20-24), la piedad, la ciencia, el interés por los apostolados diocesanos, el amor y veneración al Ordinario del lugar, la preocupación por las vocaciones y por el seminario. De modo particular, aviva la práctica de una fraternidad honda con los demás sacerdotes, que lleva a promover activamente la máxima unidad en todo el presbiterio diocesano.
San Josemaría procuró despertar en todos los cristianos la responsabilidad de cooperar para que aumenten las vocaciones sacerdotales. El empeño por suscitar vocaciones corresponde a todo el pueblo de Dios y, de manera especial, a los obispos y a los sacerdotes. Por tanto, este aspecto aparece en el primer plano de la formación de los socios de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, teniendo en cuenta las indicaciones de los Ordinarios diocesanos. Lo primero es la oración: Rogad, por tanto, al señor de la mies que envíe obreros a su mies (Mt 9, 38).