Jubilados: todo hecho y todo por hacer

Cinco historias de personas que, en su jubilación, han decidido aprovechar este periodo de su vida para aportar su experiencia en diversas iniciativas.

Historias sobre personas del Opus Dei que, en su jubilación, han decidido aprovechar bien este periodo de su vida y aportar su experiencia en diversas iniciativas

Entregas de la serie

1. Una jubilación entre África y el País Vasco. 

2. Diálogo intergeneracional para un mundo más rico y diverso.

3. Poner los propios talentos al servicio de la Iglesia.

4. ¡Que nadie se sienta solo!

5. Semillas que crecen en todo el mundo para la Iglesia universal.

'Jubilados' es una serie de historias de cinco personas que, en su jubilación, dedican tiempo a los demás: con el cuidado, acompañando a quien sufre, impartiendo formación o sacando adelante iniciativas sociales, educativas o apostólicas.

En la audiencia general del 11 de mayo de 2022, el Papa reflexionaba precisamente sobre esta etapa a propósito de una figura de la Biblia: Judit. Francisco se refirió a ella como “una heroína del Antiguo Testamento” que supo vivir el momento de la “jubilación” con plenitud; y lanzó esta pregunta: “Tomando en cuenta su ejemplo, pensemos: ¿cómo se vive hoy esta etapa de la vida?”.

La respuesta del Papa a la jubilación es clara y directa: poner nuestros talentos al servicio de los demás.

Es frecuente tener todavía muchos años por delante en los que se está física e intelectualmente muy activo. Hay personas que se plantean esta etapa únicamente como el momento de merecido y deseado descanso de actividades exigentes y fatigosas. Pero también hay para quienes el final del trabajo representa una fuente de preocupación y es considerado con cierto temor e incluso desasosiego. 

Ante la pregunta sobre qué hacer cuando la vida se vacía de lo que la ha llenado tanto tiempo, la respuesta del Papa es clara y directa: poniendo nuestros talentos al servicio de los demás. “Las habilidades precedentes de la vida activa pierden su parte de constricción y se vuelven recursos de donación: enseñar, aconsejar, construir, curar, escuchar… Preferiblemente a favor de los más desfavorecidos, que no pueden permitirse ningún aprendizaje y que están abandonados a su soledad”.

Estamos llamados a ser santos en todas las circunstancias de la vida, también en la vejez

Esta tarea constituye precisamente el núcleo del espíritu del Opus Dei: convertir las realidades ordinarias en lugar de encuentro con Dios y de servicio a los demás, de manera especial, a través del trabajo.

Como decía san Josemaría: “el trabajo es el vehículo a través del cual el hombre se inserta en la sociedad, el medio por el que se ensambla en el conjunto de las relaciones humanas, el instrumento que le asigna un sitio, un lugar en la convivencia de los hombres. El trabajo profesional y la existencia en el mundo son dos caras de la misma moneda, son dos realidades que se exigen mutuamente, sin que sea posible entender la una al margen de la otra”.

Pero si no se trabaja, entonces, ¿qué se santifica? La respuesta es sencilla: lo mismo, las actividades diarias, porque aunque ya no sean como las de los años anteriores, siguen siendo ocasión de vivir plenamente el servicio a los demás.

Servicio y contemplación: servicio a los demás, contemplando el rostro de Dios detrás de cada persona. El cristiano está invitado a convertirse en alguien “contemplativo en medio del mundo”. ¿Cómo? Siguiendo estos cinco pasos para santificar la vida ordinaria que propone san Josemaría:

  1. Amar la realidad de nuestras circunstancias presentes.
  2. Descubrir ese “algo divino” oculto tras los detalles.
  3. Buscar la unidad de vida.
  4. Ver a Cristo en los demás.
  5. Hacerlo todo por amor.

Semanalmente publicaremos la historia de una persona del Opus Dei que trata de hacer vida -desde su condición de “jubilado”- estas enseñanzas del fundador del Opus Dei.