13 de julio: fiesta de Santa Teresa de Los Andes

En la conmemoración de la primera santa chilena, la liturgia nos recuerda que para entrar en el Reino de los Cielos, hay que cambiar o hacerse como niños. Así lo señala Jesucristo.

Evangelio de la fiesta de santa Teresa de Los Andes, 13 de julio (Mt 18, 1-4)

Los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: “¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?”.

Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: “Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos”. 

Comentario

Juanita Fernández Solar es la primera chilena y la primera carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia muy cristiana. Desde sus seis años, asistía con su madre casi a diario a la Santa Misa y suspiraba por la Comunión, que recibió por primera vez en 1910. Después de comulgar, procuraba pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús. También desde su niñez vivió una intensa vida mariana que fue uno de los cimientos fuertes de su vida espiritual.

Ingresa en las Carmelitas Descalzas de Los Andes en 1919, tomando el nombre de Teresa de Jesús. No alcanza a vivir un año entero en el convento, pues murió de tifus y difteria en 1920. En tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su Primera Comunión.

“Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, decía. Y su ilusión fue asemejarse a Él, configurarse con Cristo. Por eso, deseando llegar a ser una excelente copia suya, vivió decidida a ir hasta el fin del mundo, atravesando el fuego si hubiera sido preciso para serle fiel. Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo con alegría y felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud.

Su vida fue enteramente normal y equilibrada. Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte, al que era aficionadísima, destacando en la natación y en la equitación.

Teresa de los Andes, por su juventud y por la inocencia propia de una niña, vive las palabras del Señor en el evangelio de hoy: “el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos”. Es el llamado camino de “infancia espiritual”. Lo expresa san Josemaría en Camino: “No olvides que el Señor tiene predilección por los niños y por los que se hacen como niños” (n. 872). Nos conviene seguir esta senda que es de humildad, sencillez y confianza en Dios, asequible a cualquiera para llegar al Cielo.

Nuestra carmelita fue beatificada en 1987 por el Papa san Juan Pablo II en el parque O’Higgins de Santiago, y canonizada en 1993 por el mismo Pontífice en la basílica de San Pedro en Roma. Se la venera en el Santuario Teresa de Los Andes, que está ubicado en la Carretera San Martín s/n - Auco, Rinconada de Los Andes, de la Quinta Región, en cuya cripta descansan los restos mortales de la santa.


Himno oficial Santa Teresa de Los Andes

Pbro. Pablo Aguilera