
Os he llamado amigos (V): Mirad qué buenos amigos
La amistad que ofrece un cristiano a quienes le rodean siempre ha sido un motivo de admiración. Con el paso del tiempo, surgen siempre nuevos escenarios y nuevos retos.
"Todos los caminos de la tierra pueden ser ocasión de un encuentro con Cristo".(San Josemaría)
La amistad que ofrece un cristiano a quienes le rodean siempre ha sido un motivo de admiración. Con el paso del tiempo, surgen siempre nuevos escenarios y nuevos retos.
Dios siempre ha buscado activamente la amistad con los hombres, ofreciéndonos vivir en comunión con Él. Ni la debilidad humana ni el polvo del camino le han hecho cambiar de opinión. Dejarnos abrazar por ese Amor incondicional nos llena de luz y de fuerza para ofrecerlo a los demás.
Tenemos una historia, una familia, un vecindario, una cultura... Cada uno de nosotros es hogar y puede por eso crear hogar allí donde va. El camino siempre abierto de la madurez de la personalidad pasa por vivir y concebir nuestra vida en función de los demás.
Para vivir la caridad hay que comenzar reconociendo en el otro a alguien digno de consideración, y ponerse en sus circunstancias. Se trata de tener empatía, tema de un nuevo editorial de la serie sobre "Formación de la personalidad".
Saber escuchar y estar abierto a las opiniones de los otros, son condiciones indispensables para vivir la caridad. Sólo así el diálogo mutuo será ocasión ordinaria de acercarse a la Verdad. Nuevo texto de la colección sobre “Educación de la personalidad”