“El bautismo es para mi como regresar a casa". Vivi tiene 36 años y reside en Viena. En la reciente Vigilia de Pascua ha recibido el sacramento del bautismo en la iglesia de San Pedro en la capital austríaca.
Cada año, una media de 870 adultos solicitan formar parte de la Iglesia católica, 90 se bautizaron en Viena, entre los cuales estaba Vivi.
"Admiro especialmente a los que se bautizan y provienen de una cultura completamente diferente, como un japonés o algunas personas que proceden de la religión islámica" dice Vivi.
Ella siempre había sentido curiosidad hacia el cristianismo, aunque sus padres no le ofrecieron una educación religiosa. Ahora recuerda momentos en los que veía el ejemplo de personas que eran cristianas, como por ejemplo cuando transcurrió unas vacaciones junto con diversas familias en una granja en Carintia (sur de Austria).
Si hay una características de la Iglesia que gusta a vivi es su apertura. "Nunca nadie me dijo: 'No, usted no pertenece a nosotros'. Siempre tenía las puertas abiertas".
Vivi trabaja en Viena como geodesa. Hace dos años empezó por decisión propia a asistir a misa los domingos. “Entendía que el primer día de la semana debía compartirlo con Dios. Da una perspectiva diferente a tu semana. Mi familia al inicio se extrañó, pero luego se acostumbraron".
Un día, conoció a una señora mayor, que consideró después como su "abuela adoptiva". También conoció a su hija, Fritzi, que pertenece al Opus Dei. "Entablamos amistad, especialmente a partir del fallecimiento de la primera".
Através de Fritzi, que fue su madrina, también a conocido el espíritu del Opus Dei, que le gustó mucho, porque es para gente en medio del mundo: "Estar en una meditación o leer los escritos de san Josemaría, especialmente me fascinan sus homilías".
A finales de septiembre pasado viajó a Roma con motivo de la beatificación de Álvaro del Portillo. “Allí decidí prepararme en serio para el bautismo. Hasta ese momento la veneración a los santos me extrañaba un poco, pero al ver tantas familias rezando ante el nuevo beato, y verlas tan alegres, tan felices, me hizo cambiar de idea".
“Me conmovió también ver el Prelado del Opus Dei que, a su edad, se arrodilló ante Papa Francisco en San Pedro. Fue un gesto de humildad que me hizo pensar mucho".
Durante la preparación al bautismo, Vivi ha descubierto la Biblia: “Para mí fue muy bonito. Leía el Evangelio o escuchaba algunos fragmentos en una meditación u homilía. Y cada vez lo entendía mejor. Mis fragmentos favoritos son el himno a la caridad de san Pablo y la parábola del hijo pródigo".
¿Qué es lo mejor de la fe? “Saber que, no importa los errores que cometa, cada día puedo empezar de nuevo, porque Dios perdona. Un Dios que perdona... ¡eso es lo más grande!"