“Acá te enseñan que todas las personas somos iguales”, “No importa de donde vengas, siempre te vamos a aceptar”, son algunas de las palabras de estos alumnos que cuentan con orgullo el espíritu que da vida a su colegio. Ubicados en el corazón del barrio de Barracas, el 62% de los estudiantes vive en la villa 21-24 y el resto en barrios cercanos al colegio como La Boca, Constitución, Lugano o en la zona sur de la provincia de Buenos Aires.
“Yo digo que soñéis cosas buenas, cosas grandes. Que penséis con el corazón y con la cabeza porque con el corazón también se piensa, en grandes novelas de cariño y de bien y las váis a sobrepujar todas, decía san Josemaría hace 50 años en Argentina. Inspirados por este mensaje, el colegio Cruz del Sur abrió sus puertas en el año 2011 como complemento del Colegio Buen Consejo, sede de mujeres. Se trata de una oportunidad educativa para cientos de chicos y chicas que junto a sus familias, encuentran en esta propuesta la posibilidad de estudiar y de construir un futuro mejor.
El objetivo es acompañar a los alumnos para que crezcan con un fuerte compromiso social, que tengan la mirada puesta en el bien de los demás y que busquen contribuir de manera positiva en la sociedad, en su comunidad, en su entorno"
Más del 85% de los egresados ingresan a la universidad o realizan estudios terciarios. Pero más allá de las aulas, el colegio se propone algo más profundo: brindar a los estudiantes las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos laborales y sociales de la actualidad. "Esto se logra a través de una educación que no solo se enfoca en el desarrollo académico de nuestros estudiantes, sino también en su crecimiento personal, su formación integral”, explica Susana Fernandez Pedemonte, directiva de los colegios. “El objetivo es acompañar a los alumnos para que crezcan con un fuerte compromiso social, que tengan la mirada puesta en el bien de los demás y que busquen contribuir de manera positiva en la sociedad, en su comunidad, en su entorno"
Ejemplo de este impulso fue el premio a la Innovación Educativa que recibieron a partir de un proyecto de investigación por el cual las alumnas del Buen Consejo crearon un colector solar con materiales reciclados para brindar agua caliente a familias del barrio 21-24. Un proyecto que desembocó en una solución para un problema que afectaba a una de cada diez familias de las estudiantes de la escuela: la falta de agua caliente en sus casas.
Los sueños de estos alumnos son tan grandes como su determinación para alcanzarlos. “Siempre pienso que mi buen futuro puede ayudar a mi comunidad, a las personas que me rodean”, explican con ilusión. “A mi me gustaría armar una organización para ayudar al país”, agrega otro estudiante.