Vão vive en Lisboa y es licenciada en Publicidad y Relaciones Públicas. Siempre soñó con formar una familia feliz. Hasta que sus sueños se derrumbaron con el nacimiento de su primera hija, Pilar, que tiene síndrome Down. Y empezaron las dificultades: encontrar un colegio, intentar educar a una hija con una discapacidad desconocida para ella y fomentar el entorno de amistades de Pilar con la mayor naturalidad posible.
La familia nunca se detuvo ante las dificultades. Más tarde, junto con otros padres, Vão se embarcó en el proyecto de iniciar, en el Instituto Politécnico de Santarém, un curso de educación superior para que Pilar y otras personas con trisomía 21 pudieran estudiar una carrera universitaria.
“Fue muy difícil de montar -cuenta Vão-, pero con mucha oración y mucho enchufe del cielo, lo logramos”. Aun así, le preocupa el futuro, sobre todo cuando ella y su marido ya no estén.
Hoy Pilar es el orgullo de la familia. Está terminando su carrera y en este vídeo deja un mensaje de esperanza para todas las personas con síndrome Down.
Es en Dios donde Vão encuentra la fuerza para afrontar las situaciones dolorosas y procurar darles sentido. “Cada pedacito de nuestra vida -reflexiona-, e incluso todas esas incertidumbres, todas esas angustias, ¿por qué no van a ser materia para la santificación mía y de mi familia? Si no tuviera fe, esto no sería un camino de rosas”.
Vão es supernumeraria del Opus Dei. En su familia sufrieron y nos cuenta que uno de los momentos de su vida en que la Obra le ayudó más fue cuando su hijo Lourenço, de tres años, se ahogó en una piscina. Todo es malo, horrible. “Recuerdo que de inmediato fui con mis hijos a un pequeño oratorio y pedimos a Dios fuerza para aceptar, y fuerza para continuar viviendo. Porque cuando un hijo muere, la madre también queda muerta”.
Temas propuestos para reflexionar después del vídeo
1. Apertura a las sorpresas de Dios
La sorpresa es diferente de la admiración. La admiración puede ser mundana, porque busca los propios gustos y deseos; la sorpresa, en cambio, permanece abierta al otro, a su novedad. También hoy hay muchos que admiran a Jesús: hablaba bien, amaba y perdonaba, su ejemplo cambió la historia, etc. Le admiran, pero sus vidas no cambian. Porque no basta con admirar a Jesús; hay que seguirlo en su camino, dejarse interpelar por él: pasar de la admiración a la sorpresa.
Papa Francisco, homilía del Domingo de Ramos 2021
2. El valor del sufrimiento
Dios mío, gracias, gracias por todo: por lo que me contradice, por lo que no entiendo, por lo que me hace sufrir.
Los golpes son necesarios para eliminar lo que queda del gran bloque de mármol. Así, Dios esculpe en las almas la imagen de su Hijo. Gracias al Señor por estos manjares".
San Josemaría, Vía Crucis, sexta estación, punto de meditación nº 4
3. Abandono y confianza en Dios
Cuando sentimos una fuerte duda y miedo y parece que nos hundimos, en los momentos difíciles de la vida, cuando todo se vuelve oscuro, no debemos avergonzarnos de gritar, como Pedro: ¡Señor, sálvame! (v. 30). Llamar al corazón de Dios, al corazón de Jesús: ¡Señor, sálvame!. Es una hermosa oración. Podemos repetirlo muchas veces: ¡Señor, sálvame!
Papa Francisco, Ángelus, 9-8-2020