Dos santos en Morón de la Frontera

El pasado domingo se bendijeron dos imágenes de san Juan Pablo II y san Josemaría Escrivá en la Parroquia de San Miguel, en Morón de la Frontera (Sevilla).

El pasado domingo 22 de octubre fueron bendecidos dos cuadros de san Juan Pablo II y san Josemaría Escrivá en la Parroquia de San Miguel, en Morón de la Frontera (Sevilla), al acabar la Santa Misa celebrada por D. Javier Yániz, vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental y Extremadura y D. Antonio Muñoz, párroco de la iglesia.

La Iglesia de San Miguel está en Morón de la Frontera, ciudad situada al sur de la provincia de Sevilla, en el centro de la comarca de la sierra sur. Es un lugar poblado desde la prehistoria, en la falda del monte donde se asienta el castillo del siglo XIII. La parte antigua de la población la forman calles angostas y empinadas, con casas nobles, iglesias y conventos. La romería de la Virgen de Gracia, que se celebra en octubre, casi desde su reconquista por Fernando III en 1240, hecho que proporcionó argumento a una obra de teatro de Lope de Vega.

Los orígenes de la iglesia de San Miguel son visigóticos, y aún se encuentran restos junto a la iglesia. Actualmente es un templo de estilo gótico tardío, con elementos renacentistas y barrocos. Por su grandiosidad es conocida como “La Catedral de la Sierra Sur” y destaca en ella la Capilla Sacramental y su sagrario de plata, testigo de la gran devoción eucarística de la villa.

Morón de la Frontera es una ciudad con personalidad propia. Destaca por su historia, por la nobleza de sus palacios, iglesias y conventos. Y más recientemente, por dos hechos relevantes: la cercana base aérea en su término municipal, de gran valor estratégico; su histórica explotación desde hace dos mil años de piedra caliza en grandes canteras y fábricas, que ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio Inmaterial de la Humanidad en 2011. Morón, además, es conocido por el famoso hecho de “El Gallo de Morón”, que salió “sin plumas y cacareando”, como recuerdan varios monumentos en la villa.

Para que no dejemos de mirar al Cielo cada día

La iniciativa de poner en una capilla los cuadros de san Juan Pablo II y san Josemaría Escrivá de Balaguer surgió de un grupo de fieles que tienen una gran devoción a los dos santos y le manifestaron al párroco que deseaban que en el templo se veneraran sus imágenes. Nos lo cuenta Óscar: “La idea de poner los cuadros surge durante la pandemia de un grupo de personas que venimos aquí a un retiro mensual predicado por un sacerdote de la Obra desde hace años y este grupo ha ido aumentando, pues cada vez venimos más gente al retiro; se lo planteamos al párroco, D. Antonio, y le pareció muy bien”.

El pintor, Ángel Guillermo Martínez, ha querido expresar en los cuadros, según sus propias palabras, “la actitud orante de san Josemaría; el cuadro es luminoso y ha querido pintarlo según el estilo barroco, y que emergiera tanto la figura de san Juan Pablo II como la de san Josemaría, de la claridad”.

El pintor Ángel Guillermo Martínez junto al cuadro de san Josemaría

En su homilía D. Javier Yániz, vicario del Opus Dei para Andalucía Occidental y Extremadura, manifestó su alegría por cómo había prendido la devoción a estos dos grandes santos en Morón, resaltando que “el motivo por el que la Iglesia tiene la costumbre de poner representaciones de los santos en las iglesias, no es por ellos, sino es principalmente por nosotros para que no nos olvidemos nunca de que todo este caminar nuestro no acaba aquí, sino que va más allá, para que no dejemos de mirar al Cielo cada día”.

Y continuó comentando que podemos acudir a la intercesión de los santos ante Dios y aprender de ellos. Y “quiero fijarme en dos aspectos de la vida de estos santos, viendo aquí tanta gente joven y de todas las edades. De san Juan Pablo II podemos aprender, entre otras muchas virtudes, de su valentía y confianza en Dios: en tiempos muy difíciles supo vivir la fe cristiana con valentía y predicarla al mundo entero”. Y de san Josemaría, “os propondría como modelo su búsqueda de la santidad, de esa alta vida cristiana, en lo cotidiano, en el trabajo y en la vida familiar. San Juan Pablo II, le llamó ‘el santo de lo ordinario’, para buscar, encontrar y seguir a Jesucristo en las circunstancias corrientes de cada día, en el trabajo, en la familia, en las relaciones sociales, también para llevar a los demás a conocer a Jesucristo”.

El párroco, D. Antonio Muñoz, agradeció la presencia de D. Javier y de los numerosos fieles que asistían a la Santa Misa y anunció que los cuadros próximamente estarían colgados para la veneración de los fieles en el templo, incluyendo en el marco sendas reliquias de san Juan Pablo II y de san Josemaría.

Concluyó la ceremonia con unas palabras de D. Javier comentando la devoción a la María Santísima que tenían san Juan Pablo II y san Josemaría Escrivá, que no se veía modelo de nada, pero “si en algo quiero que me imitéis, es en mi amor a la Santísima Virgen”.