El sello del Opus Dei

Una cruz dentro del mundo: esto es lo que representa el sello del Opus Dei, tal y como lo dibujó el fundador en un trozo de papel en febrero de 1943. Así narran este capítulo sus biógrafos.

El sello del Opus Dei

A comienzos de los años cuarenta, san Josemaría meditaba sobre la fórmula jurídica que permitiese que los sacerdotes pertenecieran a la Obra. Faltaba sólo el título de ordenación que facilitara su ministerio sacerdotal en el Opus Dei.

El 14 de febrero de 1943, el fundador celebró la Santa Misa en el oratorio del Centro del Opus Dei que tenían las mujeres en la calle Jorge Manrique, de Madrid. Durante la misa, vio con claridad la solución de lo que luego sería la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Al salir del oratorio, pidió una pluma y se metió en una sala a solas. Allí, sacó su agenda de bolsillo y escribió en la hoja del domingo 14 de febrero, día de san Valentín: “En casa de las chicas, en la Sta. Misa: Societas Sacerdotalis Sanctae Crucis”; y luego hizo un pequeño dibujo (el diseño de un círculo, dentro del cual va una cruz).


► Descargar el sello en blanco y negro


Luego, a los pocos minutos, apareció en el vestíbulo visiblemente emocionado. Una de las presentes recuerda que dijo, mostrando una cuartilla en la que había dibujado una circunferencia y en el centro una cruz: “Mirad éste será el sello de la Obra. El sello, no el escudo: el Opus Dei no tiene escudos. Significa el mundo y, metida en la entraña del mundo, la Cruz, que es el sacerdocio”.

San Josemaría no quería escudos para que los fieles de la Obra vivieran su vocación con naturalidad, sin ostentación. En Camino 641, reflexiona así: “Discreción no es misterio, ni secreteo. — Es, sencillamente, naturalidad”. En la edición crítico histórica de Camino, se explica el deseo de discreción con estas palabras: “En un 'mundo católico' que ponía el acento en signos externos -insignias, banderas, hábitos, de partidos políticos confesionales-, se decía que aquello era ‘misterio’, ‘secreteo’. Escrivá lo niega. Afirma que es sencillamente naturalidad”. Por eso, la elección de contar únicamente con un sencillo sello.

Al día siguiente de haberlo dibujado, san Josemaría fue a El Escorial, no muy lejos de Madrid, donde algunos fieles del Opus Dei estaban preparando unos exámenes de Teología. Allí, comunicó a Álvaro del Portillo la gracia recibida del Señor el día anterior dentro de la misa: la solución canónica para los sacerdotes, el nombre de la sociedad a constituir y hasta el sello, que lo sería para todo el Opus Dei.

Más tarde, Monseñor Álvaro del Portillo explicaba: "Fue allí, en ese oratorio, dentro de la Misa, donde vio la solución canónica para que pudieran ordenarse sacerdotes de la Obra, e incluso el nombre y el sello de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz: un círculo simbolizando el mundo y, dentro, la Cruz, que es el sacerdocio".

En este sello, san Josemaría veía que Dios había hecho algo similar a lo que hacen los notarios después de extender un acta: ponen su firma y sello para atestiguar la autenticidad del documento. O como San Pablo que, al terminar de dictar algunas de sus epístolas, añadía de su puño y letra -scripsi mea manu (Flp, 19)- para dar fe de que todo era suyo.