El beato Álvaro "sabía de la necesidad que tenemos de la misericordia divina"

El 12 de mayo la Iglesia celebra la memoria del beato Álvaro, primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei. En este año Jubilar de la Misericordia recordamos a un obispo e ingeniero que supo descubrir que el secreto de la felicidad está en procurar “ser amigo de Dios”

El beato Álvaro fue el primer sucesor de san Josemaría al frente del Opus Dei. Hombres y mujeres de todo el mundo señalan que era un hombre de oración, que irradiaba una serenidad que contagiaba a los demás. “El secreto es que procures ser amigo de Dios -decía- que procures luchar para estar cerca de Dios. Y eso produce una alegría inmensa, la alegría de tener el alma en paz con Dios”.

En la carta que dirigió a Mons. Javier Echevarría, Prelado del Opus Dei, con motivo de la beatificación de don Álvaro, el Papa Francisco señaló que el nuevo beato “sabía de la necesidad que tenemos de la misericordia divina y dedicó muchas energías personales para animar a las personas que trataba a acercarse al sacramento de la confesión, sacramento de la alegría. Qué importante es sentir la ternura del amor de Dios y descubrir que aún hay tiempo para amar”. Efectivamente, el beato Álvaro alentaba siempre a recuperar la paz a través del sacramento de la reconciliación: “sentiremos pena de haber ofendido a Dios y correremos a recuperar la paz, reconciliándonos con Dios y con los demás”.

Mons. Echevarría destacó el papel que tuvieron las obras de misericordia en la vida del beato Álvaro: “la llamada de don Álvaro al Opus Dei venía preparada por la acción de la gracia en su corazón y por su caridad fraterna hacia todos y, concretamente, hacia los necesitados”. En Argentina, dejó una huella imborrable a través de decenas de iniciativas educativas y sociales que nacieron inspiradas por su amor al necesitado. Entre ellas, el Instituto Madero, un instituto educativo técnico ubicado en Villa Madero, Provincia de Buenos Aires, que busca brindar igualdad de oportunidades en el acceso a la educación humana y profesional.

Álvaro del Portillo visitó Argentina en 1974. Llegó acompañando a san Josemaría en un viaje de catequesis que realizó por varios países latinoamericanos. El 12 de junio realizó una peregrinación a la Basílica de Luján, donde rezó el Rosario con cariño y devoción. De esa manera, se convirtió en uno de los pocos santos que rezó ante la patrona de nuestro país.

Misas por la memoria del Beato Álvaro, jueves 12 de mayo

Ciudad de Buenos Aires: 19:30 h., Parroquia Nuestra Señora de Loreto (Juncal y Cnel. Díaz). La Plata: 19:00 h., Basílica de San Ponciano, presidida por Mons. Bochatey, obispo auxiliar.

Ciudad de Córdoba: 18:30 h., Iglesia Catedral.

Villa Allende (Córdoba): 19:00 h., Parroquia Nuestra Señora del Carmen.