Belén, lugar de encuentro. Allí se reunieron el pasado verano un grupo de universitarias británicas, irlandesas y árabes para llevar a cabo un proyecto social y cultural, donde todas salieron ganando. La finalidad de esta iniciativa, que se viene celebrando desde hace tres años, es incrementar el diálogo intercultural y facilitar el entendimiento en esta zona del mundo a través de actividades culturales y sociales que reúnen a miembros de las distintas comunidades.
El proyecto lo organizan conjuntamente el Birantá Study Center en Jerusalén, Glenalvon Cultural Centre (Glasgow, Escocia) y Glenard University Residence (Dublín, Irlanda). Este año la actividad consistió en un curso intensivo de inglés y hebreo para chicas palestinas de Belén, con el fin de facilitar la comunicación. Las voluntarias que viajaron desde Escocia e Irlanda dieron las clases de inglés, mientras que profesoras árabes se ocuparon de las clases de hebreo.
La actividad también incluyó seminarios de filosofía para las estudiantes británicas e irlandesas, organizados en Jerusalén por el Birantá Study Center. Se hicieron visitas a la mayoría de los Santos Lugares en Galilea y Jerusalén, y otros emplazamientos de interés histórico y cultural como el Museo Yad Vashem del Holocausto, en Jerusalén. Las voluntarias europeas compartieron el alojamiento con las profesoras árabes de hebreo y tuvieron encuentros con estudiantes judías que habían desarrollado una labor semejante en años anteriores. La estancia en Belén ayudó a las voluntarias europeas a descubrir las grandes posibilidades de entendimiento entre esos pueblos.
La presidenta del "Arab Women's Union" de Belén facilitó la sede donde se desarrollaron las actividades, a las que asistieron 43 personas. El curso incluyó gramática, conversación y algunos seminarios sobre la necesidad de diálogo y de la comprensión para construir un futuro en común. Se organizaron excursiones a zonas no siempre accesibles para ellas, como las fértiles colinas de Ain Karim, y también se organizó un festival para sus familias.
A su vez, las familias árabes ofrecieron a las voluntarias una amable hospitalidad, invitándoles a comer, al mismo tiempo que les hacían descubrir sus ricas tradiciones y su naturaleza cariñosa y espléndida.