Ya no tengo miedo

Raquel Taveira-Marques llegó a Londres, desde Portugal y enseguida se enamoró de la ciudad y de algo que nunca hubiera imaginado: la Fe Católica.

“Cuando llegué de Portugal para realizar mis estudios de Doctorado en Neurología y Neurociencia en la University College London, enseguida me enamoré de Londres, y de algo que nunca hubiera imaginado: de la Fe Católica.” Raquel Taveira-Marques es residente de Ashwell House -una residencia universitaria, llevada adelante por personas del Opus Dei- y le impresionó mucho otra estudiante, Carmen, que se estaba preparando para el Bautismo, que recibió unos meses después en la capilla de la residencia.

Hasta ese momento, Raquel había vivido tranquilamente, sin hacerse grandes preguntas sobre el sentido de la vida o la existencia de Dios. Su padre, católico, aunque no practicaba la fe de modo habitual, había comentado alguna vez a Raquel que le faltaba el aspecto espiritual en la vida.

“Mis padres no me bautizaron cuando era pequeña, ellos querían que encontráramos la fe por nuestros medios, de modo que fuéramos nosotros mismos quienes decidiéramos”. Así, a los doce años, Raquel, su hermano y su hermana, pidieron a su párroco que les diera la catequesis necesaria para recibir el sacramento. El sacerdote no estaba seguro de que los niños quisieran realmente bautizarse, pero empezó a darles clases. Con el tiempo no continuaron las clases. La única conexión que les quedaba con la Iglesia era cuando, de vez en cuando, iban a Misa con sus abuelos.

“Entonces, de repente, sin una razón en particular, hace tres años comencé a ir a Misa. Reflexionando sobre aquel momento, recuerdo que mi padre estaba enfermo y yo estaba lejos de casa, sentía que le podía ayudar de alguna manera participando en la Santa Misa”. Mientras acudía a Misa, se fueron despertando en ella más preguntas: “me fijaba en la gente que iba a Misa y encontré en ellos mucho amor y paz, sobre todo en el momento de la Consagración.Y ¡cómo me gustaban los cantos!”.

"La única conexión que tenía con la Iglesia era cuando, algunas veces, iba a Misa con mis abuelos"

Surgían más preguntas

Sin embargo, a pesar de los buenos recuerdos, Raquel tenía miedo de recibir clases catequesis, y le surgían más preguntas: "¿Qué me sucederá? ¿de qué forma cambiará mi vida? Ya soy adulta, siempre he querido ser científica, ¿será compatible?” Por esa época, fue a un curso de retiro. Le gustó y le pareció profundo y a la vez ¡agotador!" Había mucho que entender.

Afortunadamente, tuve una conversación con el sacerdote que me ayudó mucho. Él me dijo que la ciencia y la fe son perfectamente compatibles, y que la luz de Dios nos ayuda a ver mejor. Me dio un ejemplo para ilustrarlo: durante el mandato presidencial de Bush, en los Estados Unidos no estaba permitido ninguna actividad de investigación sobre las células embrionarias, así que todos los esfuerzos se concentraban en los estudios sobre las células estaminales adultas, que era lo que la Bioética católica siempre ha aconsejado. Como resultado, ha habido grandes avances y descubrimientos en la ciencia, y además se han publicado muchos trabajos. De todas maneras, concluyó, si primero hubiéramos escuchado a Dios, ¡hubiéramos llegado antes! Estaba contenta porque al fin me dí cuenta de que la ciencia puede responder a la pregunta “cómo”, pero no a la pregunta “por qué”.”

Una amiga, con la que estudiaba el Catecismo, le enseñó la fe a través de los misterios del Rosario. De esta manera, aprendían al mismo tiempo que rezaban: “a veces tardábamos dos horas para rezar los cinco misterios del Rosario!”. Raquel acudió al encuentro de Benedicto XVI en Hyde Park y en Birmingham. “Allí vi que los fieles estaban en total armonía, y que todos los actos se desarrollaron con mucha paz”. Me impresionó encontrar el evento divertido y también el lugar limpio, no como otros actos multitudinarios a los que había acudido. En Birmingham, no había ni desorden ni suciedad cuando toda la gente se marchó, a pesar de que haber estado allí durante tantas horas”.

Estoy lista

Mientras se preguntaba si estaba lista para bautizarse, se encontró con unas cuantas “coincidencias”: “Cuando me hacía algunos planteamientos sobre Dios, las soluciones aparecían ante mis ojos, de modo sencillo, casi trivial, respuestas sencillas pero con un significado profundo. Encontraba cada explicación mientras rezaba en la capilla de la residencia”.

El día de Navidad de 2009 en Misa con mi abuela, comprendí que estaba lista. Comencé el catecumenado el 31 de julio de 2010 y me bauticé el mismo día del año siguiente, justo después de haber defendido la tesis. “Aún tengo dudas, per me siento capaz de afrontarlas porque ya no tengo miedo. Mis dudas me llevan a querer saber más”. Raquel considera todo esto como parte de un viaje en el que, como Dios es infinito, todavía le esperan muchas sorpresas.

"Aún tengo dudas, pero ahora me siento capaz de afrontarlas. Mis dudas me llevan a querer saber más