3 de febrero
La última tertulia del prelado en Brasil fue con un grupo numeroso de jóvenes que participan en las actividades formativas que ofrece el Opus Dei. Una de las presentes mencionó la visita de san Josemaría a Brasil en el año 1974 y la bendición que entonces dio a los brasileños: “Que os multipliquéis como las arenas de vuestras playas, como los árboles de vuestras montañas, como las flores de vuestros campos, como los granos aromáticos de vuestro café”.
Contemplando el auditorio repleto, la joven afirmó: “De hecho, ya crecimos un poco... Y ahora que usted está volviendo a Roma, Padre, ¿qué mensaje quisiera dejar a los brasileños?”.
Tenéis que llevar la Palabra a todo este país, llenándolo de amor a Jesús y, como consecuencia, de paz y de alegría
Con alegría, Mons. Ocáriz respondió así: “No os puedo dejar otro mensaje mejor que el de san Josemaría: cada cristiano tiene vocación de apóstol. Tenéis que llevar la Palabra a todo este país, llenándolo de amor a Jesús y, como consecuencia, de paz y de alegría. Pero ese deseo debe nacer de la unión personal con Jesucristo. Es lo que san Josemaría también pensaba y decía”.
Gabriella, estudiante de Odontología, contó al prelado que el día anterior había participado en un trabajo de voluntariado en el centro de la ciudad, y preguntó cómo contribuir, dentro de las posibilidades de cada uno, a mejorar la realidad social. Mons. Ocáriz citó unas palabras de la homilía de san Josemaría titulada El corazón de Cristo, paz de los cristianos: “Un hombre o una sociedad que no reaccione ante las tribulaciones o las injusticias, y que no se esfuerce por aliviarlas, no son un hombre o una sociedad a la medida del amor del Corazón de Cristo”.
Cada uno de nosotros puede hacer más [por los demás] de lo que piensa que es capaz
Explicó además que, cuando una persona busca conocer y amar a Jesús, Él le transmite su amor a las almas y su preocupación por el mundo. “Dentro de esta preocupaciones están el sufrimiento, la pobreza, la soledad, etcétera. Son problemas que debemos sentir como propios. El modo de contribuir a mejorar estas situaciones dependerá de las circunstancias de cada persona”. Concluyó animando a todos a hacer lo posible por el bienestar social, “pues cada uno de nosotros puede hacer más de lo que piensa que es capaz”.
Mons. Ocáriz agradeció todas las manifestaciones de de afecto recibidas durante los días que ha pasado en Brasil y pidió que rezasen por él y, especialmente, por el Papa Francisco.
2 de febrero
En otra jornada de su viaje pastoral a Brasil, Mons. Ocáriz predicó una meditación y celebró la santa Misa para un grupo de fieles de la Prelatura de diversas ciudades del país. La predicación tuvo lugar en la sede del Centro de Estudios universitarios Jacamar. A partir de los textos de la fiesta litúrgica de la Presentación del Señor, el prelado animó a las presentes a contemplar en su oración a Jesús, pues ese es el objeto de toda nuestra vida espiritual.
Recordando las palabras del apóstol Felipe a Jesús (“Muéstranos al Padre y con eso es suficiente”), el prelado mencionó que Jesús, con una mirada de cariño y probablemente con una sonrisa, le respondió: “¿Acaso no me conoces? Quien me ha visto, ha visto al Padre”. Y concluyó: “Dios se hace visible en Cristo. Vemos a Dios en Jesucristo”.
“Seamos almas contemplativas. Pensemos en Jesucristo, veámosle, conozcámosle cada vez más”, sugirió. Con palabras de san Josemaría extraídas del libro Es Cristo que pasa dijo que: “Toda obra de Cristo tiene un valor trascendente: nos da a conocer el modo de ser de Dios”; y el prelado concluía: “Jesús nos hace conocer quién es Dios, y cómo es Dios. ¿Y quién es Dios? Dios es Amor”.
A media tarde, el prelado se reunió en el auditorio del Centro de Extensión Universitaria (CEU) con personas que atienden la administración doméstica de los centros del Opus Dei. “Vuestro trabajo sostiene todos los apostolados de la Obra." Las participantes hicieron varias preguntas sobre la devoción a la Eucaristía, la alegría, la caridad, la libertad, sobre san Josemaría, etc. Una de ellas comentó el ejemplo de Ascensión, una de las primeras numerarias auxiliares que acudió a Brasil y que falleció recientemente. Aunque su enfermedad le provocaba muchos dolores, se consideraba en las manos de Dios. Mons. Ocáriz comentó que “humanamente hablando, el sufrimiento, las dificultades, tienden a quitarnos la alegría, pero si nos esforzamos, con la ayuda de Dios, podemos estar felices, también en el sufrimiento”. La forma de encontrar el sentido del sufrimiento es ofrecerlo al Señor, en unión con la cruz.
Jesús nos hace conocer quién es Dios, y cómo es Dios. ¿Y quién es Dios? Dios es Amor
Al final del día, hubo una animada tertulia con otras mujeres del Opus Dei de más de diez ciudades del país. El prelado comenzó esta reunión de familia recordando la fiesta de la Presentación del Señor, de modo especial el texto en el que san Lucas dice que el niño Jesús “crecía y se fortalecía”. “Jesús debe crecer en nosotros -reflexionó-, debemos identificarnos cada vez más con Él. No buscando una simple perfección humana, sino con el deseo de amar a Dios”.
Akemi, de Campinas, preguntó sobre cómo podría ayudar a sus amigas a acercarse a Dios. Recordando los consejos que daba san Josemaría, el prelado comentó que “cuando hay amistad verdadera, transmitimos el bien que llevamos dentro de nosotros. La amistad, cuando es cariño, mueve los corazones”.
Otra persona preguntó sobre cómo evitar la crítica a los demás. “Debemos pedir al Señor la gracia de la caridad. El don más divino de nuestra vida de hijos de Dios es perdonar a quien nos ha hecho daño”. Cuando percibimos que algo nos separa un poco de alguien –aconsejó–, pidamos al Señor que nos enseñe a amar.
1 de febrero
En su predicación matutina, Mons. Fernando Ocáriz meditó sobre el evangelio del día, en el que Jesús invita a los discípulos a acompañarlo a un lugar aislado y descansar un poco (Mc 6, 31). El prelado del Opus Dei recordó que “debemos descansar de todo lo que pueda quitarnos la paz”. Para lograrlo, es importante “buscar siempre el reposo en el Señor: el verdadero descanso es siempre fruto de la vida interior”.
“Al desembarcar, vio una gran multitud y se compadecía de toda aquella gente, porque eran como ovejas sin pastor”: a raíz de esta cita evangélica, el prelado animó a los presentes a compartir el mismo celo de Cristo. “En momentos humanamente muy difíciles, san Josemaría tenía lo que él llamaba 'la seguridad de lo imposible'. También nosotros necesitamos estar seguros de que alcanzaremos lo imposible: la santidad y la alegría de reconducir el mundo a Dios”.
El sábado por la mañana, Mons. Ocáriz conversó con un grupo numeroso de supernumerarias y cooperadoras del Opus Dei de São Paulo y otras regiones vecinas. Las preguntas trataron sobre temas variados: la caridad, el apostolado, la filiación divina, el matrimonio, etc.
Cristiane pidió consejo sobre cómo respetar la libertad de los hijos sin dejar de exigir como padres. El prelado subrayó la importancia de escuchar mucho a los hijos y les animó a “respetar su libertad, que es una manifestación muy importante de la caridad. La libertad es un gran don de Dios que hemos recibido”.
El Opus Dei es vuestro, tan vuestro como mío
Cuando Leticia, de Porto Alegre, comenzó a hacer su pregunta, el prelado le dijo que los de su ciudad tienen una obligación especial de ser alegres. Ella respondió que, como se llama Leticia, tiene más obligación aún. Continuando el juego de palabras, ella manifestó su deseo de llevar a muchas personas a Dios, que es la fuente de la verdadera alegría.
Por su parte, Cristina habló de la buena marcha del Centro de Capacitación Profesional Veleros, una iniciativa de formación en la que está implicada: “Vemos que las chicas mejoran en muchas pequeñas cosas: una discusión que termina en paz, una nota de matemáticas que empieza a mejorar paulatinamente, una chica que poco a poco aprende a dominar su carácter, etcétera”. Mons. Ocáriz animó a las presentes a implicarse en los proyectos apostólicos: “Esas iniciativas son vuestras, porque el Opus Dei es vuestro, tan vuestro como mío”.
Finalmente, Flávia, de Campinas, pidió un consejo para la vida familiar. El prelado recordó que san Josemaría aconsejaba a las parejas a amarse cada día más. “Debéis amaros aceptando los defectos del otro, él los de ella y ella los de él”, aconsejó.
31 de enero
En su encuentro con sacerdotes de diversas diócesis brasileñas, recordó el consejo de san Josemaría de colocar la Eucaristía en el centro de la vida de cada cristiano. Los sacerdotes tienen un motivo especial para vivir este consejo, pues han recibido la misión de hacer que sus parroquias sean de verdad Cuerpo de Cristo: “La Iglesia es un Pueblo que vive del Cuerpo de Cristo, un Pueblo que se hace Cuerpo de Cristo en la Eucaristía”.
Asimismo, subrayó la importancia de que los sacerdotes estén siempre unidos a sus obispos y que amen a sus hermanos en el sacerdocio. Esta comunión es vivida “primero, con la oración; después, estando disponibles para lo que nos piden; por fin, con una actitud filial, de sintonía humana: el obispo no es jefe, sino padre”.
Invitó también a los sacerdotes a profundizar en el conocimiento de la teología: “Esa formación no es simplemente información, ya que ayuda a identificarse con Jesucristo”. Además, recordó la responsabilidad que tienen los sacerdotes en la promoción de nuevas vocaciones sacerdotales: “La pastoral vocacional consiste principalmente en rezar y hacer rezar por las vocaciones. No podemos tener miedo de proponer la cuestión vocacional a las personas que presentan las debidas disposiciones diciéndoles: '¿Y tú? ¿Has pensado en ser sacerdote?'”
Cuando el encuentro estaba a punto de terminar, uno de los presentes agradeció a Mons. Ocáriz, en nombre de todos, la ayuda que la Obra presta a los sacerdotes, especialmente “al animarnos a vivir la unión, el cariño y la oración por el Papa”.
Por la tarde, el cardenal don Odilo Scherer recibió en su domicilio a Mons. Fernando Ocáriz, a quien conoce desde hace varios años. Mantuvieron una conversación amable e intercambiaron medallas conmemorativas de la diócesis de san Pablo y de la prelatura del Opus Dei, y rezaron juntos por el próximo sínodo archidiocesano.
30 enero
A primera hora de la mañana, el prelado celebró la Misa en la sede de la Asesoría Regional de Brasil –el órgano de gobierno de las mujeres de la prelatura en el país–.
En su breve homilía, comentó el Evangelio de la jornada y, entre otras ideas, animó a las participantes a ser personas de fe en la vida diaria, para no desanimarse ante las pequeñas contrariedades: “Lo más importante no son las dificultades o limitaciones, sino el amor de Dios por nosotros”.
“Pidamos al Señor que mantenga siempre nuestra fe en que Él nos acompaña, nos ama y tiene todo previsto. Él cuenta con nuestra libertad, y de ese modo podemos corresponder a su amor”.
Por la tarde, Mons. Ocáriz se reunió con un grupo de jóvenes en el Centro de Convivencias Rebouças. Muchas preguntas giraron alrededor del uso de las tecnologías digitales. El Padre recordó que presentan grandes potencialidades y, como cualquier herramienta, pueden ser usadas para el bien o para el mal.
“No podemos dejarnos dominar por los medios. Tenemos que ser nosotros quienes los dominen, para que sean de verdad una ayuda”, explicó el prelado. Propuso además sujetarse a unos horarios y costumbres en el uso del teléfono y el ordenador, para que contribuyan al crecimiento humano y nos dejen espacio y libertad para servir a los demás.
Rodrigo, un joven de 16 años, compartió con el prelado del Opus Dei su alegría por haber recibido el bautismo, la eucaristía y la confirmación recientemente: “Mi vida cambió mucho cuando empecé a frecuentar la catequesis que ofrece la Obra. ¿Cómo puedo retribuir esa ayuda?”, preguntó.
Mons. Fernando Ocáriz recordó que nunca seremos capaces de retribuir a Dios todos los dones que hemos recibido. “Y aun así, los dones que podemos ofrecerle los hemos recibido de Él. Esos dones nos tienen que ayudar a conocer a Jesucristo y llevarlo a todos los lugares, a todas las personas”.
Al final de la tarde, en un encuentro con fieles de la Prelatura, recordó una idea de san Josemaría que dice así: “Cuando Dios Nuestro Señor proyecta alguna obra en favor de los hombres, piensa primeramente en las personas que ha de utilizar como instrumentos”. El prelado hizo notar que, para las personas de la Obra, la misma idea también puede ser formulada de otro modo: “Cuando Dios pensaba en cada uno de nosotros, pensó también en el Opus Dei como un regalo para la felicidad de cada uno de nosotros”.
29 enero
Mons. Fernando Ocáriz viajó a Sao Paulo al final de la tarde. Antes de despedirse de Río de Janeiro, pudo estar con algunas familias y fieles de la prelatura.
Después de una semana de calor y sol, el día amaneció lluvioso. Refiriéndose a su marcha, recordó la importancia de permanecer unidos por la comunión de los santos: “El mismo Jesús, el mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que está en el corazón de cada uno de vosotros, es el mismo que está en mí. Vivimos unidos en Dios”.
Explicó también que, a pesar de la distancia, a los cristianos nos mantiene unidos la devoción a Jesús en la Eucaristía: “Cuando estéis en el oratorio, pensad que el Señor que está allí en el sagrario es el mismo Jesús a quien reza el prelado. Es una unidad verdadera, no es imaginación. Por eso, no nos despedimos, porque vivimos siempre al unísono”.
28 de enero
Mons. Ocáriz predicó una meditación a algunos fieles del Opus Dei: “Estamos en las manos de Dios –les dijo–. Con esta convicción, no hay dificultad que el Señor no pueda vencer”. Igualmente señaló que Jesús es la manifestación de la verdad más importante de todas: el amor infinito de Dios por nosotros.
A lo largo del día, el prelado tuvo varias tertulias y reuniones con personas del Opus Dei. “Todo lo que existe de más precioso en la vida cristiana de una persona de la Obra -la Eucaristía y la Sagrada Escritura- viene de la Iglesia, es Iglesia”, les dijo.
Uno de los presentes en la tertulia de la mañana preguntó sobre cómo compaginar la libertad con la prudencia en la educación de los hijos. “La amistad con ellos es fundamental”, puntualizó el prelado. “Los padres tenéis que saber conjugar el ejercicio de la autoridad con el interés sincero por vuestros hijos”.
Además, aconsejó evitar el desaliento ante los propios defectos. “No podemos capitular ante nuestros fallos, porque es el Señor quien nos guía y da fuerzas para superarlos”. Ante las gracias que Dios concede a quien se la pide, el cristiano debe corresponder con agradecimiento. “Es bueno sentir la responsabilidad por los talentos que cada uno hemos recibido y hacerlos fructificar”. El prelado insistió en la necesidad de estar alegres, para así transmitir mejor el mensaje de Cristo a quienes nos rodean.
En la reunión de la tarde, varias fieles de la prelatura y cooperadoras que participan en las actividades de formación cristiana del Opus Dei en Petrópolis contaron algunas noticias de su ciudad y pidieron oraciones. El prelado dijo que las personas de esa ciudad tienen una “obligación especial de rezar por el Papa, ya que Petrópolis es la ‘Ciudad de Pedro’, y el Papa es el sucesor de san Pedro”.
Una de las presentes preguntó cómo podían prepararse bien para los noventa años del Opus Dei, que se cumplirán el próximo mes de octubre. Mons. Fernando Ocáriz sugirió que intensificaran las acciones de gracias a Dios durante este año, acompañados por la oración de miles de personas.
Al final del día hubo una tertulia con jóvenes que participan de los medios de formación en varias ciudades de Brasil. Una estudiante de Brasilia preguntó a Mons. Ocáriz cómo se siente siendo el “Padre” de una familia tan numerosa. Él contó que le da mucha tranquilidad “sentirse acompañado por la oración de miles de personas”.
27 de enero de 2018
El sábado a primera hora, Mons. Fernando Ocáriz comentó el evangelio del día en su predicación a un grupo de mujeres. “La calma de la tempestad en el Mar de Galilea es un hecho histórico -dijo- y, al mismo tiempo, es un símbolo de la vida de cada uno y de la Iglesia. Muchas veces tenemos que enfrentarnos a las dificultades que se presentan en la propia vida, en nuestro empeño evangelizador, en nuestro estar en el mundo”.
“En ocasiones –continuó-, parece que el Señor está durmiendo y no siempre es fácil percibir su presencia, pero Él está con nosotros”. El prelado del Opus Dei añadió que, junto a la presencia de Dios, van unidas las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad, que es necesario pedir al Señor.
Al finalizar ese rato de oración, Mons. Ocáriz charló con un grupo más numeroso de fieles del Opus Dei procedentes de diversas ciudades de Brasil y de Paraguay. En la tertulia, se trataron varios temas relacionados con la vida cristiana, entre ellos la responsabilidad personal, el trabajo y la aceptación del sufrimiento.
Una de las presentes le preguntó sobre el papel de los sentimientos en la propia vida. El prelado recordó que los sentimientos son buenos y que un cristiano no puede ser una persona sin corazón. El Señor colocó los sentimientos en la naturaleza del hombre para su propio bien. Cuando alguien es muy sentimental –explicó- debe procurar poner esos sentimientos al servicio del Señor, preguntándole cómo proceder en cada caso.
Por la tarde, el prelado estuvo con otros profesionales y estudiantes que frecuentan las actividades de formación que ofrece el Opus Dei en Rio de Janeiro. En su intervención, recordó las palabras de Benedicto XVI, quien afirmaba que “no hay nada más bello que ser alcanzado por el Evangelio”, por Cristo, y llevar su conocimiento a los demás. “El trato personal con Cristo –señaló Mons. Ocáriz- será lo que nos impulse a ser generosos en el apostolado, en el deseo de acercar a nuestros amigos a Dios”.
Una de las preguntas trató sobre el respeto a la libertad de los demás, tema abordado en una reciente carta pastoral del prelado. “En las cuestiones opinables –recordó citando a san Josemaría-, es bueno que haya pluralismo y que los cristianos pensemos de manera diferente”.
Más adelante, cientos de jóvenes que participan en los medios de formación del Opus Dei en Rio de Janeiro, Brasilia, Belo Horizonte, Fortaleza y Porto Alegre recibieron al prelado en el centro de congresos del Colegio Brasileño de Cirujanos. Varios asistentes preguntaron cómo ser más generosos con Dios. El sucesor de san Josemaría explicó que habitualmente el Señor no muestra con toda claridad lo que quiere de nosotros. “El cristiano cuenta siempre con una serie de elementos para ver cuál es el camino que debe seguir, pero el Señor le deja una cierta incertidumbre, porque quiere que confiemos en él y tomemos nuestras decisiones libremente”.
Por la noche, en una reunión familiar tras la cena, se cantaron canciones brasileñas, entre ellas ‘Romería’, una melodía que gustaba mucho a Mons. Javier Echevarría, anterior prelado del Opus Dei.26 de enero de 2018
Minercina viajó desde Montes Claros con su marido y algunos de sus hijos. En Río de Janeiro, reunió a otras hijas y sobrinas que vinieron desde Brasilia y São Paulo. La más joven es Maria Cristina, que tiene Síndrome de Down y que entregó al prelado una caja de piedra-jabón, como recuerdo de su ciudad, y un póster con las fotos de los parientes que no pudieron acudir al encuentro.
Nazaret vino desde São Paulo para coincidir con su hermana Andrea y su marido Daniel. Andrea tiene cinco hijos, dos de los cuales son adoptados. Dieron al prelado la noticia de que están esperando el sexto hijo. También estuvieron con el prelado familias de Londrina y Curitiba.
En una reunión informal después de la cena, Mons. Ocáriz pudo conocer algunos episodios de la vida Mons. Rafael Llano Cifuentes, obispo emérito de Nova Friburgo, quien falleció recientemente. Rafael Llano Llegó a Río de Janeiro en 1975 para comenzar el trabajo apostólico del Opus Dei.
Preguntado sobre el trabajo de evangelización con quienes tenemos más cerca, el prelado subrayó que es importante mostrar a nuestros amigos la alegría de la vida cristiana. Esto, con frecuencia, suele ser más eficaz que recurrir a explicaciones y argumentos racionales.
Mons. Ocáriz tendrá durante los próximos días otros encuentros con fieles de la Prelatura y amigos, entre ellos con numerosos jóvenes que participan en los medios de formación cristiana que ofrece el Opus Dei en Brasil.
22 de enero de 2018
Fue recibido en el aeropuerto de Galeão por Mons. Vicente Ancona Lopez, vicario regional del Opus Dei en Brasil y varios fieles de la prelatura. Se dirigió al centro Icatu, sede de la delegación del Opus Dei en Río de Janeiro, donde pudo saludar a varias personas.
A propósito del motivo de su viaje, señaló que hace un año y medio fue invitado por los obispos del país para dar unos cursos. Aunque consideraba que sus múltiples tareas en Roma le impedían viajar, el entonces prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, le animó a que aceptara. “Así que le debéis mi visita a don Javier”, apostilló.
"Aprovechar el tiempo es llenarlo de amor a Dios y, como consecuencia, de servicio a los demás"
Después, con motivo de una canción, comentó: “El tiempo para amar es breve. Es necesario aprovechar el tiempo. Y aprovechar el tiempo es llenarlo de amor a Dios y, como consecuencia, de servicio a los demás".
Por la tarde, tras saludar a algunas familias, Mons. Ocáriz se dirigió al Centro de Estudios Sumaré, donde está teniendo lugar el curso para obispos, en el que participará hasta el próximo viernes 26 de enero.
Curso de obispos, una tradición de décadas
El prelado del Opus Dei, Mons. Fernando Ocáriz, fue invitado al 27º curso para obispos por el cardenal Dom Orani Tempesta para pronunciar algunas conferencias. El tema de este año es: “Ateísmo. Formas actuales y desafíos para la evangelización”. Junto al prelado, otros ponentes son el padre Rafael José Stanziona de Moraes, el profesor Francesco Botturi y fray Francisco Patton, OFM. Cuando finalice, el próximo 26 de enero, el prelado estará con fieles del Opus Dei en Río de Janeiro (26 a 30 de enero) y São Paulo (30 de enero a 4 de febrero).
La arquidiócesis de Río de Janeiro organiza desde 1990 el curso para obispos de Brasil. La conferencia inaugural la pronunció el entonces cardenal Joseph Ratzinger. El encuentro anual tiene como objetivo principal reunir a los obispos para compartir una semana de estudios, oración y descanso. El obispo auxiliar emérito de Río, don Karl Josef Romer, coordina el actual curso.